VISIÓN INTERIOR – por Sri Madhusudan Naidu
¡Todo el mundo es un sueño!
Hace unos años mientras me encontraba en Raipur, de pronto me sentí muy enfermo. La temperatura alta no me permitía levantarme de la cama en lo absoluto. Fue entonces cuando Swami apareció en mi sueño, materializó un anillo de diamante verde y lo puso en mi dedo. Al igual que todos los sueños de Swami, este era muy reconfortante y energizante. El resultado fue que la fiebre desapareció por la mañana y yo pude presentarme ante Él en la habitación de Puja. Durante la meditación de la mañana, le pregunté a Swami: “Anoche Tú viniste en mi sueño y me diste un anillo y yo me sentí muy feliz”. Él sonrió y dijo: “Sí, eso sucedió en aquel sueño; esto está sucediendo en este sueño”.
“¡Este sueño”, me sentí desconcertado.
“Oh sí, esto también es un sueño”.
“Entonces, ¿por qué no nos damos cuenta de eso?, ¿por qué creemos que es real?”, pregunté.
Lo que Él me dijo después es una de las explicaciones más reveladoras sobre los estados de la existencia mencionados en las escrituras que son Jagrita (Estado de Vigilia), Swapna (Sueño), Sushupti (Sueño Profundo) y Turiya (Consciencia).
Swami dijo: “La verdad es que todo esto es un sueño que se desvanecerá con el tiempo, pero sólo la consciencia es permanente. Así como en el sueño tú no percibiste que era un sueño hasta que te despertaste, de la misma manera en este sueño despierto también eres incapaz de realizar su naturaleza irreal. Sólo cuando despiertes de este sueño, sabrás cuál es la realidad”.
“Pero Swami”, argumenté, “Este sueño parece tan real, tan convincente”.
“Eso es verdad, mientras más profundos sean los detalles en el sueño, más convincentemente real parecerá ser. Mientras tus sentidos estén más involucrados en este sueño, más real parecerá ser. Por lo tanto, los sabios retiraron sus sentidos de los objetos sensoriales y permanecieron en sus seres verdaderos todo el tiempo, para no convencerse falsamente acerca de su naturaleza irreal”.
Eso hizo mucho sentido para mi ya que observé que aquellos sueños donde los detalles eran más finos, yo me sentía más involucrado y creía que estos eran reales hasta que la alarma sonaba, ¡y yo me despertaba sintiéndome aliviado de que el Tigre que estaba persiguiéndome estaba en el sueño, al fin y al cabo!
“¡Alas! Yo soy esa alarma que te despierta de este sueño”, reveló Él con una sonrisa traviesa.
– De la revista semanal Ananda Vahini, edición 80 (15 de junio de 2017) –