ÉL ESTÁ EN NUESTROS CORAZONES – por Bharani Prasad

      Comentarios desactivados en ÉL ESTÁ EN NUESTROS CORAZONES – por Bharani Prasad
ÉL ESTÁ EN NUESTROS CORAZONES
 
por Bharani Prasad
Septiembre 26, 2015
 
Bharani Prasad es ex-alumno del Instituto de Estudios Superiores Sri Sathya Sai, Campus Prashanti Nilayam. Se graduó en el año 2012, con un título de MBA y actualmente trabaja en Delhi.
 
~
 
Sai Ram,
 
Tuve mi primera ‘Experiencia Sutil’ en octubre de 2014. Estaba tan enamorado de la “sutilidad” de Swami que hice viajes a Muddenahalli en noviembre y de nuevo en diciembre. Durante nuestra interacción el 5 de diciembre, Swami dejó muy claro que no tiene sentido ir a Prashanti Nilayam o Muddenahalli repetidamente, si no hacemos esfuerzos para experimentarlo en nuestros propios corazones. Nuestras visitas a los lugares santos son para recargar las pilas con el fin de poder experimentarlo dondequiera que estemos y en cualquier cosa que hagamos. En resúmen, darnos cuenta de que Él está siempre con nosotros y dentro de nosotros.
 
Cuando le pregunté a Swami cómo podía experimentarlo estando en Delhi, Él dijo: “Vete a Delhi; ten buena compañía; involúcrate en el seva desinteresado; haz bhajans y difunde la fragancia del amor a todos los que te rodean”. Me comprometi a experimentarlo en mi corazón y me impuse a mí mismo que no volvería a Parthi o a Muddenahalli hasta que sintiera Su presencia en mi corazón.
 
Regresé a Delhi e hice esfuerzos concientes para asistir a los bhajans siempre que fuera posible y también participé en la distribución de mantas para los pobres. Habia una gran dicha al compartir nuestro amor con aquellos que no tenían nada más que el cielo como techo. Estaba emocionado y quería involucrarme en más actividades de servicio. Sin embargo, me puse a trabajar y tuve muy poco tiempo para dedicarle al Seva. Me sentía mal por no tener suficiente tiempo para ello.
 
Hace exactamente un año conocí a un maestro espiritual en Vrindaban que me dijo que Swami estaría muy contento si pudiéramos convertir nuestras tareas diarias en adoración. Las palabras, “Cuando el deber se vuelve Dios, el trabajo se convierte en adoración”, de alguna manera tocaron una cuerda profunda en mi. Al mismo tiempo, también escuché un discurso en el que Swami mencionaba que nunca deberíamos diferenciar entre ‘nuestro trabajo’ y ‘el trabajo de Dios’. Decía que todo era obra de Dios y que la actitud hacia el trabajo era lo más importante. Ahora que no tenía la oportunidad de hacer ‘seva’, pensé que debía tratar de convertir mi trabajo en adoración.
 
Coincidentemente, al mismo tiempo, me trasladaron de la oficina central y me pusieron en uno de nuestros cafés para un proyecto. (Trabajo para una compañía de chocolate de primera calidad y tenemos nuestros propios cafés donde vendemos chocolate, bebidas y comida). Mi trabajo consistía principalmente en analizar el mercado, comprender a nuestros clientes y encontrar formas de satisfacerlos. Pensé que esta era una gran oportunidad para compartir mi amor y muy pronto me involucré en las operaciones de la tienda, aunque no era mi principal responsabilidad. Empecé a hacer café, atender a los invitados en la mesa, saludarlos, entender sus necesidades, etc. Imaginé que Swami venía en diferentes formas como un cliente y que era importante atender a cada cliente de la misma manera que nosotros lo haríamos con Swami.
 
Mi trabajo se hizo más fácil y alegre. Sonreía de todo corazón, servía la comida a los clientes como prasadam (alimento consagrado) de Swami y no tenia reparos en limpiar las mesas, levantar los platos usados, etc. Hice esto durante un mes entero y todos los días estaba muy satisfecho y contento. Antes de irme a dormir pensaba en cómo los clientes nos sonreían cuando les sonreíamos amorosamente. Esas sonrisas felices eran mis recompensas diarias y mi corazón danzaba cada vez que las recapitulaba. Me di cuenta de que podía atender a nuestros clientes fácilmente ya que los veía como encarnaciones de Swami y obviamente no había juicios u opiniones sobre su apariencia, vestido, acento, etc. Simplemente amaba y todo lo que obtenia era amor a cambio.
 
Apliqué la misma lógica a mi vida personal también. Muy pronto hice nuevos amigos que eran muy diferentes a mí pero con los que podía conectarme fácilmente. Mi relación con todos mejoró a medida que fui siendo menos crítico y más tolerante. Cada vez que mis amigos o clientes me felicitaban, yo decía “Gracias Swami, espero haberte hecho sentir orgulloso”.
 
Hice una presentación de los resultados del proyecto a la dirección y todos ellos apreciaron los esfuerzos y el trabajo realizado. Por la gracia del Señor, también obtuve una nueva responsabilidad laboral y fui recompensado con un aumento de sueldo. No sabía cómo agradecérselo a Swami. El amor que recibía de todos – mis colegas, compañeros de cuarto, amigos y familiares – era tan inmenso que me llenaba de lágrimas al pensar en ello. Estaba seguro de que estas lágrimas de alegría eran la prueba de que lo estaba experimentando desde dentro.
 
Pronto viajé a Bangalore para pasar tiempo con mi familia y pensé que debía visitar Muddenahalli y agradecerle por todas las hermosas lecciones que me hizo aprender en esos cuatro meses. También sentí que tenía derecho a ir allí pues lo había experimentado en mi propio corazón. Durante mis días de estudiante en Prashanti Nilayam, solía escribir muchas cartas a Swami. De hecho, en cada darshan acostumbraba a traer una carta, lo mismo continuaba en Muddenahalli también. Mirando hacia atrás, estas cartas sólo contenían súplicas personales mundanas. Esta vez pensé que no debía pedirle a Swami nada personal. Después de todo lo que me había dado, sin pedirlo.
 
Cuando los Bhajans comenzaron, me transportaron a un mundo diferente y estaba sollozando como un niño. Experimenté la bienaventuranza sentado en Anandam y mi corazón sólo tenía una oración, “Swami, deja que el amor que has puesto en nuestros corazones crezca aún más y toque más y más vidas”. Pensé en todos los momentos maravillosos de los últimos cuatro meses donde pude sentir Su presencia. Swami dio Su discurso y el mensaje fue tan antiguo como las colinas detrás de Anandam: “Practiquen el amor desinteresado para experimentar a Dios. Bajé como Avatar para infundir esperanza y fe en la gente de que Dios existía. Ahora les estoy haciendo comprender que Dios existe en sus propios corazones. Prema Sai los hará darse cuenta de que todos ustedes son Dioses”. Sólo imaginen la emoción cuando lo experimenten en su propio corazón y Él reiteró que vive en nuestros corazones.
 
El discurso terminó y Swami comenzó a caminar hacia los devotos. Mientras caminaba me dije a mí mismo que no le pediría nada personal. Me miró y me dijo: “Has venido, muy feliz”. Le pregunté sobre el Curso de Verano y busqué Sus bendiciones para estar con la Juventud de Delhi. Él no dijo mucho. De alguna manera sentí que debería haberme dado más instrucciones. En el camino de regreso esperé que hablara sobre el Curso de Verano, pero me dijo: “Oye, esta vez ven a Kodaikanal”. Mi corazón dio un vuelco y no pude controlar mis lágrimas de regocijo. Rápidamente fui a un lugar solitario y le di las gracias.
 
Hacía unos meses, sentado en mi casa, había rezado fervientemente a Swami para que me hiciera parte del viaje a Kodai en mayo. Pero más tarde, estaba en un aprieto ya que teniamos el Curso de Verano sobre Cultura y Espiritualidad India para la Juventud en el mismo mes y debido al trabajo de oficina podía participar de un solo viaje, asi que decidí ser parte del Curso de Verano (ya que un viaje a Kodai sólo me beneficiaría a mí, mientras que a través del Curso de Verano podia ayudar a tantos otros jóvenes a experimentar a Swami). Pero nuestro Señor es tan compasivo y dulce. Cuando estaba pensando en recibir instrucciones para participar en la Juventud de Delhi, aquí estaba Él cumpliendo el pequeño pero intenso deseo que yo tenía. Fue un claro ejemplo de cómo cuida de todas nuestras necesidades cuando nos volvemos desinteresados y cuando genuinamente queremos compartir amor con los otros.
 
PD: Se podría decir que Swami ha estado insistiendo desde el principio que nosotros también somos divinos. Pero la diferencia ahora es que Él nos está haciendo darnos cuenta de que Dios está en nuestros propios corazones y que nosotros también somos Dios.
 
Saludos,
 
Bharani Prasad
 
Fuente: Sai Vrinda