Artículo de Sadguru Sri Madhusudan Sai – 23 de febrero de 2021

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Artículo por Sadguru Sri Madhusudan Sai  publicado el 23 de febrero de 2021

en idioma kannada, en el diario Vijaya Vani, de India

Traducción: devotos voluntarios de América Latina.

 

El Dios Supremo en el Sanathana Dharma

En el artículo anterior se aprendió que el Sanathana Dharma no es una religión, sino una ley eterna suprema que gobierna todo el universo. Su filosofía fundamental de la “unidad de toda la existencia como la Divinidad” (Sarvam Khalvidam Brahma) es el modo de vida más antiguo, practicado en la Bharath Varsha, la península de la India, durante mucho más tiempo que el abarcado por la historia moderna registrada. Los Vedas son sus textos fundamentales y el Vedanta su filosofía. Los principios gemelos de “reencarnación” (Punarjanma) y “acción y reacción” (Karma) son las reglas dentro de las cuales opera esta ley.

Hoy vamos a entender la idea de Dios desde el punto de vista del Sanathana Dharma.

Mientras que “Dios” es una entidad inexistente para los ateos, un misterio para los buscadores y una experiencia viva para los creyentes, desde el principio Dios siempre ha sido lo más debatido. Desde que abrió los ojos y miró con asombro las estrellas suspendidas en el cielo nocturno, titilando y brillando eternamente, el disco dorado del amanecer que nunca faltaba a su cita con los terrícolas, la relajante luna plateada de la noche que crecía y menguaba rítmicamente, la madre tierra con toda su miríada de habitantes, animados e inanimados, minúsculos y poderosos, y la joya cimera de todo ello, la humanidad, con su interminable empresa e investigación, el primer hombre se preguntó: ¿De dónde viene todo esto? ¿Quién lo gobierna? ¿A dónde va todo al final?

El primer hombre, maravillado en las tierras vírgenes, buscaba respuestas a estas preguntas, y cuando no pudo encontrar las respuestas fuera, se volvió hacia dentro, en profunda contemplación. Así es como los buscadores y los sabios evolucionaron a partir de seres ordinarios, como una oruga que se transforma en mariposa. Las respuestas fueron más bien revelaciones intuitivas que conclusiones experimentales; podríamos llamarlas serendipia.

La primera comprensión que surgió de este proceso de indagación profunda fue que definitivamente hay un poder, “una fuerza creativa” que existe, y todo esto ha surgido de ella. La segunda deducción fue que este poder o fuerza no es mecánico, sino “consciente y creativo”, ya que este tipo de variedad distintiva y detalle inteligente no son posibles para un poder inconsciente y muerto; y en tercer lugar, que este poder no tiene principio ni fin, ya que todo en la creación es cíclico, ya sean el día y la noche, las estaciones o situaciones, incluso la vida y la muerte en este planeta. Sólo que algunos son ciclos más cortos y otros más largos. Al observar atentamente, un estudiante de ciencias puede fácilmente establecer un paralelismo sorprendente entre esta comprensión intuitiva de los sabios de antaño y las conclusiones científicas de los científicos modernos, que dijeron que toda la materia es energía (e=mc al cuadrado) y que la energía no puede crearse ni destruirse, ¡solo puede transformarse de una forma a otra!

Hace miles de años, mucho antes de todos los estudios científicos modernos, el Taittareeya Upanishad describió estos tres aspectos de esa fuerza creativa suprema como – “Sathyam -Jnanam – Anantam”, es decir, que este poder tiene tres atributos: Existencia, Conciencia y Perpetuidad. En pocas palabras, significa que existe, que es inteligente y que nunca puede ser creado ni destruido, que es lo que los científicos dicen ahora, bueno, casi, excepto que todavía están debatiendo si es una energía consciente o una fuerza inconsciente de la naturaleza.

Sin embargo, en las nuevas fronteras de la mecánica cuántica y la teoría del campo unificado, está ganando rápida aceptación la idea de un “campo”, un sustrato de todo el universo. Este campo, compuesto por cuatro tipos de fuerzas, a saber, la gravitacional, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte, parece tener una forma inteligente propia, que conduce a la creación de nuevos materiales, a su manteniento y también a su destrucción. No olvidemos que hace tiempo se pensaba que la Tierra era plana, ¡hasta que se descubrió que no lo era! Así que la ciencia está aún por descubrir lo que los sabios ya lograron descubrir.

En el Santhana Dharma, el término dado a este poder que existe y es consciente así como eterno, es “Brahman”. Brahman es considerado como uno sin nombre ni formas, sin atributos ni cualidades, sin dualidades ni diferencias, aunque paradójicamente toda la variedad, la belleza y las diferencias aparentes de la creación se deben a ese Brahman único, eterno, no dual e inmutable. ¿Cómo es posible? Tomemos el ejemplo de la electricidad, que por sí misma no es más que una fuerza generada por el flujo de electrones en un cable. Pero, cuando la misma corriente eléctrica pasa por una bombilla, se convierte en energía luminosa, cuando entra en un calentador, se convierte en energía térmica, cuando entra en un ventilador, se convierte en energía eólica, y así sucesivamente. Aunque la corriente eléctrica no tenía ninguno de estos atributos, como iluminar, calentar o soplar, sin embargo, su interacción con los diversos aparatos transformó su energía eléctrica esencial en todos estos tipos de energía aparentemente diversos. Del mismo modo, la energía inteligente y consciente de Brahman interactúa con la naturaleza y genera todo, lo sostiene y finalmente incluso lo destruye. Las partículas subatómicas interactúan para formar átomos, que forman moléculas, elementos, compuestos, materia, plantas, pájaros, animales y seres humanos; y cuando los seres humanos mueren, se desintegran de nuevo en las mismas partículas subatómicas y energía. ¡El ciclo continúa perpetuamente! Basándose en esta naturaleza cíclica del trabajo de Brahman, se le han atribuido tres funciones, que son la creación o Srishti, el mantenimiento o Sthiti y la disolución o Laya.

Así, este único Brahman inmutable, esencialmente energía, parece manifestarse en todas las cosas o masas cambiantes del universo. Así como todos los ornamentos, ya sean brazaletes, anillos, collares, etc., no son más que modificaciones del oro, aunque sean conocidos por diferentes nombres que se atribuyen a sus diferentes formas, son esencialmente nada más que oro, todo y todos son esencialmente Brahman. Esto es lo que predica el Sanathana Dharma.

Este Brahman, en el Sanathana Dharma, es la Divinidad suprema, y aunque a menudo nos referimos a ese Brahman como “Él” y no “Ella”, la verdad es que Brahman no es ni “Él” ni “Ella” y ni siquiera “Eso”. ¡Brahman es Brahman!

Entonces se puede preguntar: ¿qué pasa con toda esta variedad de dioses que adoramos, algunos masculinos, otros femeninos y algunos incluso más extraños, como medio humanos y medio animales? ¿Cómo pueden estos ser Brahman? ¿Cómo podemos conocer a Brahman como lo hicieron los sabios del pasado? Lo aprenderemos en el próximo artículo.

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