5° ARTÍCULO DE SADGURU SRI MADHUSUDAN SAI EN EL DIARIO VIJAYAVANI

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El Gurú en el Sanathana Dharma

 Sadguru Sri Madhusudan Sai

 

Todos son Brahman, declara el Sanatana Dharma, y el auténtico propósito de la vida humana es sobreponerse a maya o la ilusión creada por la mente, que proyecta el mito de la dualidad, de que somos diferentes de Brahman, produciendo una falsa identidad (ahankara) mediante los pensamientos adquiridos (manas), los recuerdos (chitta) y el análisis defectuoso (buddhi). Tomar consciencia de que somos Brahman es moksha: la destrucción de moha o el falso apego, también llamada mukti o ser libres de la ignorancia. Para lograr esto, es imperativo tener un Gurú —un Maestro realizado— porque él experimenta su verdad como Brahman, y por lo tanto puede ayudar a que el buscador perdido descubra su propia identidad auténtica, como el gran león que guió al ignorante cachorro perdido en la manada de ovejas, hacia su verdadera identidad de ser un león, liberándolo así de la ilusión de llamarse a sí mismo una oveja. Eso fue lo que comentamos en el artículo anterior.

Pero ¿cómo encontramos a un Gurú? ¿Quién es un verdadero Gurú? ¿Cuáles son sus cualidades? ¿Y cómo nos ayuda a encontrar a Brahman? Estas son las preguntas que trataremos de responder en este artículo.

Como fue mencionado hace cierto tiempo, el mismo Brahman desciende como un avatar entre la gente, con el propósito principal de establecer el dharma, es decir, ayudarnos a ejecutar nuestro genuino deber de comportarnos de acuerdo con nuestra naturaleza divina.

Muchos de quienes se encuentran con un avatar así, resultan inspirados y se esfuerzan por alcanzar las grandes alturas del estado supremo de Brahman, cortando por completo los lazos de la falsa identificación que los ata a la maya del mundo. Estos grandes personajes que aspiran a alcanzar, se esfuerzan y finalmente alcanzan la verdad de su verdadera naturaleza como Brahman, son Maestros ascendidos o Gurúes, que por su inmensa compasión hacia los demás les enseñan acerca de este camino de libertad. “Gurú” es una combinación de “Gu” y “Ru”, en la que Gu significa la oscuridad, y Ru significa su disipación. En pocas palabras, Gurú significa aquel que disipa la oscuridad de la ignorancia. De la misma manera en que no podemos identificarnos en el espejo si está oscuro, también nos resulta imposible identificar nuestra verdadera naturaleza, por causa de la ignorancia. Así como se enciende la luz haciendo visibles las cosas tales como son, un Gurú ilumina al buscador mediante sus enseñanzas y le ayuda a eliminar la oscuridad de la ignorancia. En presencia de un maestro tan iluminado, el discípulo resulta capacitado para identificarse con Brahman.

Sin embargo, si fuera tan simple, ¿por qué no tienen todos un Gurú que los guíe? La verdad es que             tenemos que desarrollar el merecimiento de tener un Gurú en la vida. ¿Qué significa esto? El mundaka upanishad dice que después de haberlo probado todo en el mundo y haberlo analizado cuidadosamente, y habiendo llegado a la conclusión de que no podemos alcanzar la verdadera felicidad con las acciones que emprendemos, llegamos a estar desapegados y buscamos alivio acudiendo a un Gurú, que es “alguien instruido e iluminado”. Entonces, ese Gurú entrena y enseña a un buscador rendido y dispuesto. La primera razón por la que buscamos un Gurú es cuando estamos desilusionados por lo efímero del mundo, que no nos da felicidad real y duradera. Las penas del mundo, los fracasos y decepciones son, por lo tanto, escalones hacia una vida espiritual. La comprensión de esto puede ocurrir en este mismo nacimiento o después de numerosos nacimientos de anhelo acumulado por conocer la verdad.

Un serio buscador espiritual halla a un Maestro a su debido tiempo, en el momento en que está dispuesto a abandonar el mundo y buscar la guía de un Maestro. Este Maestro no acepta al discípulo sin antes probarlo, y exige esfuerzos sinceros y dedicados, más  una completa entrega para alcanzar la verdad, como en el prasna upanisad, en que el Gurú Pippalada solicitó a los seis buscadores que practicaran tapas —austeridades— para purgarse de cualquier apego al mundo, y que practicaran un ardiente deseo de la verdad, shradda —sincera fe en las palabras de las escrituras y del Gurú, y brahmacharya —la completa abstinencia a la búsqueda de los placeres del cuerpo y de la mente— dedicándose así por completo al desarrollo espiritual. El Gurú Pippalada solo los llamó después de un año para aclarar sus dudas, cuando estuvo satisfecho con el sadhana o prácticas prescriptas a los discípulos.

Así como el discípulo tiene que emprender tapas, poseer sraddha y practicar brahmacharya, un verdadero Gurú es también conocido por ciertas cualidades, ocho de ellas para ser preciso, como lo describe el gran santo erudito Sri Adishankaracharya, del siglo VIII AC, en su trabajo Vivekachudamani (verso 33).

  1. Shrotriya: instruido
  2. Avrajino: sin pecado
  3. Akamahatah: sin deseo
  4. Brahmavittamaha: conocedor de Brahman
  5. Brahmayuparataha: retirado a Brahman y residiendo en Brahman
  6. Shantaha nirindhana iva nalah: calmo como el fuego que ha consumido todo su combustible (imperturbable ante las actividades)
  7. Ahetuka Daya Sindhu­­: océano de compasión, sin ninguna razón
  8. Bandhuranamataam: amigo verdadero del noble que se entrega a él

Para decirles cuán compasivo es un verdadero Gurú, aun cuando el discípulo vacile y se desvíe, aquí está la historia de un gran Gurú realizado, llamado Ribhu, y de su discípulo Nidagha. Si bien el gran Maestro Ribhu, por solicitud del padre de Nidagha, enseñó al discípulo el conocimiento y el camino de Brahman, el díscolo discípulo atraído por el mundo abandona al Gurú para establecerse en una vida familiar, sumamente lejos. Pero el compasivo Maestro lo visita con diferentes disfraces, solo para guiarlo de regreso al camino espiritual. Es interesante uno de esos incidentes, en el que, después de varios años, el Gurú se disfraza de anciano pobre y se dirige a la ciudad donde vive Nidagha. Mientras viaja, nota que su discípulo está esperando en el borde del camino, que pase la procesión del rey. Actuando como un rústico viejo ignorante, el Gurú pregunta al desprevenido discípulo qué estaba sucediendo. A lo cual Nidagha responde que estaba pasando la procesión del rey. El viejo (el Gurú) pregunta de nuevo: “¿Quíén es el rey?” Nidagha contesta que el que iba sobre el elefante es el rey. Ahora, el Gurú pregunta qué es un elefante. El discípulo, ya molesto, replica que el de abajo es el elefante y el de arriba es el rey. Una vez más, el viejo plantea otro interrogante, y pregunta qué significa arriba y abajo. Ahora, habiendo perdido toda la paciencia con el tonto viejo, el furioso Nidagha trepa a la espalda del viejo y le dice: “Yo estoy arriba y tú estás abajo”. El paciente anciano Gurú hace entonces la pregunta final: “¿Quién es ‘yo’ y quién es ‘tú’?”.

Esto hace que el discípulo se dé cuenta de que el viejo es su propio Gurú, que había ido disfrazado para recordarle la gran verdad de que todos somos uno en la Divinidad, y que no hay diferencias de “yo” y “tú”. Así, el discípulo fue guiado por el Gurú de regreso al camino espiritual.

Bien, esta es la historia de cada Gurú que es un océano de compasión sin ninguna razón, y trabaja desinteresadamente por el máximo bien del discípulo, de todos los modos posibles. Encontrar un Gurú así es la mayor de todas las fortunas. Por eso, en nuestra cultura, el Gurú se iguala a Dios, y a veces es ubicado por encima de los Dioses: Gurur Brahma, Gurur Vishnu, Gurur Devo Maheshwara, Gurur Sakshat parabrahma, Tasmai Shri Gurave Namaha. El Guru es la encarnación del supremo Brahman. En consecuencia, salutaciones a ese Gurú.

¿Cuáles son las lecciones que un buscador aprende a los pies del Gurú? ¿Por qué es este nacimiento humano el más sagrado y el más apto para alcanzar la toma de consciencia de uno mismo, librándose así del círculo vicioso del nacimiento y la muerte? Aprenderemos esto en el artículo siguiente.

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(Versión original en inglés del artículo publicado en el diario

en idioma canarés “Vijayavani”, el 21/04/2021)


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