SOBRE LA POESÍA MÍSTICA DE KABIR

      Comentarios desactivados en SOBRE LA POESÍA MÍSTICA DE KABIR
SOBRE LA POESÍA MÍSTICA DE KABIR
 
Kabir es uno de los más importantes poetas místicos de todos los tiempos. Nacido en Benarés, India, en el siglo XV, se cree que tuvo por maestro al sabio Ramananda. Además de poeta fue músico y artesano tejedor; formó una familia, y muchos lo consideran un gran santo. Se apartaba del ascetismo y desconfiaba del culto y el dogma, proclamando que lo Divino está en todas partes y es accesible a todos los buscadores sinceros. Lo que nos llega hasta nuestros días son sus poemas, escritos desde y dirigidos hacia el corazón de todos, que hablan de la esencia de toda religión autentica.
 
En ocasión de conmemorarse Kabir Jayanti, aniversario de su nacimiento, compartimos una selección de temas para contemplar y meditar …
 
~
 
I
 
¿Dónde me buscas, oh, servidor Mío?
¡Mírame! Estoy junto a ti.
No estoy en el templo ni en la mezquita,
ni en el santuario de La Meca,
ni en la morada de las divinidades hindúes.
No estoy en los ritos y las ceremonias,
ni en el ascetismo y sus renunciaciones.
Si me buscas de verdad me verás enseguida,
y llegará el momento en que me encuentres.
 
Kabir dice:
 
Dios, ¡oh Santo!, es el aliento de todo lo que respira.
 
III
 
¡Oh, amigo! Espera en Él durante tu vida,
conoce durante tu vida, comprende durante tu vida,
pues en la vida está tu liberación.
Si no desatas tus ligaduras durante la vida,
¿qué esperanza de liberación tendrás en la muerte?
Creer que el alma se unirá a Él
sólo porque haya abandonado el cuerpo,
es una idea absurda.
Si lo hallamos ahora, lo hallaremos luego.
De lo contrario,
permaneceremos en la ciudad de la muerte.
Si te unes a Él en el presente, lo estarás en la Eternidad.
Báñate en la Verdad; conoce al verdadero Maestro;
ten fe en su Nombre.
 
Dice Kabir:
 
Lo que nos ayuda es el Espíritu de búsqueda constante;
soy esclavo de ese Espíritu.
 
IV
 
No vayas al jardín florido, no vayas, ¡oh amigo!
En ti están el jardín y sus flores.
Inclínate sobre el loto de los mil pétalos,
y contempla allí la Infinita Belleza …
 
XI
 
Yo antes, jugaba día y noche con mis compañeras, y ahora tengo miedo.
El palacio de mi Señor está tan alto, que mi corazón tiembla de subir; pero no debo ser
temerosa si quiero gozar de Su amor.
Mi corazón ha de buscar a mi Bienamado, he de quitarme el velo y unir a Él todo mi ser.
Mis ojos serán dos lámparas de amor.
 
Kabir dice:
 
Oyeme, amiga mía. Él comprende a quién lo ama. Si no languideces de amor por el Único
Bienamado, es inútil que adornes tu cuerpo; es en vano que te pongas ungüento sobre los
párpados.
 
XIX
 
¡Oh, corazón mío! El Espíritu Supremo, el Dueño omnipotente está junto a ti. ¡Despierta!
Corre a echarte a los pies de tu Bienamado, pues tu Señor está muy cerca. Estuviste
dormido durante siglos innumerables, ¿y no quieres despertar esta mañana?
 
XX
 
¿Qué ribera quieres alcanzar, corazón mío? Ningún viajero ante ti. Ningún camino.
 
Kabir dice:
 
Rechaza toda imaginación y fortalécete en lo que eres.
 
XXIV
 
Llevo en el fondo del corazón aquel amor que me hace vivir en este mundo una vida sin
límites.
Así vive el loto en el agua, y en el agua florece.
Aunque el agua no pueda tocar sus pétalos abiertos por sobre su nivel.
Así vive la esposa que penetra en las llamas de la pira, al mandato del amor.
Arde y deja gemir a sus compañeras; pero jamás deshonra al amor.
Difícil es cruzar el océano del mundo; sus aguas son muy profundas.
 
Dice Kabir:
 
Oyeme, ¡oh, Santo! Pocos son los que logran llegar a la otra orilla.
 
XXVII
 
La misericordia de mi verdadero Maestro es la que me ha dado a conocer lo desconocido.
Por Él sé caminar sin pies, ver sin ojos, oír sin oidos, beber sin labios, volar sin alas. En el
país donde no hay sol, ni luna, ni noche, ni día, he amado y he meditado. Sin comer he
saboreado la dulzura del néctar; sin agua he aplacado mi sed.
El contento compartido es la plenitud del gozo. ¿Ante quién podía expresarse jamás?
 
Kabir dice:
 
Mi Maestro es más grande que los mundos, e inmensa la buena fortuna de su discípulo.
 
XXXII
 
¡Danza, corazón mío! Danza hoy de dicha. Los cánticos de amor llenan de música los días
y las noches, y el mundo vive atento a sus melodías.
Locas de júbilo, la vida y la muerte danzan
al ritmo de esa música.
Los montes, el océano y la tierra danzan. Entre sollozos y carcajadas la humanidad danza.
Tu Señor está en ti; ¿a qué abrir los ojos hacia el mundo exterior?
 
Dice Kabir:
 
Oyeme, hermano mío: mi Señor me ha arrebatado y me ha unido a Él.
 
XLII
 
Me río cuando oigo decir que el pez tiene sed en el agua.
No alcanzas a ver que lo real está en tu hogar y andas errante de bosque en bosque. ¡En ti
está la Verdad! Dondequiera que vayas, a Benarés o a Mathura, si no encuentras tu alma, el
mundo no tendrá realidad para ti.
 
XLIII
 
El pendón oculto se halla izado en el templo del cielo.
Allí se despliega el baldaquín azul adornado de luna y constelado de brillantes.
Allí brilla la luz del sol y de la luna. Sosiégate alma, y contempla ese esplendor en
silencio.
 
Kabir dice:
 
Quien bebe de ese néctar cae en el delirio.
 
XLVII
 
He aplacado la angustia de mi alma y mi corazón se regocija. En el estado en que estoy, he
visto al Supremo Camarada.
Permaneciendo esclavo me liberé; me desprendí de las garras de toda mezquindad.
 
Dice Kabir:
 
Alcancé lo inaccesible y en mi corazón tornasolan los colores del amor.
 
Fuente: Selección de 100 poemas de Kabir, de la traducción al ingles por Rabindranath Tagore