ENTRENAMIENTO DIVINO … por Sri Madhusudan Naidu – Muddenahalli, 8/1/2018

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ENTRENAMIENTO DIVINO …
 
por Sri Madhusudan Naidu
 
Muddenahalli, 8/1/2018
 
Swami gradualmente, con cuidado, lentamente – como un perfecto guía – me tomó desde donde estaba adonde estoy, me hizo hacer lo que estaba haciendo entonces a lo que estoy haciendo ahora y fue un proceso gradual que necesitó mucha paciencia de Su parte más que de la mía. Al comienzo de todo, yo estaba en una pequeña casa donde solía aparecer y hablarme personalmente, lo que he llamado el ‘período de luna de miel’ porque Él estaba todo el tiempo hablando de cosas interesantes, como otros mundos y dimensiones, haciendo aparecer a un dios u otro cada tanto, y cosas por el estilo. Era tan encantador, tan elevado y emocionante. Cada mañana esperaba regresar a la habitación de Swami en que comenzaría un nuevo espectáculo. Él abriría un mundo nuevo para mí. Correría el telón a una nueva dimensión y me haría experimentar y ver cosas que de otro modo no eran posibles. Esto se extendió aproximadamente durante dos a dos meses y medio al principio y lo estaba disfrutando completamente, pensé que así es como la vida iba a ser. Fue un trato bastante bueno, un arreglo perfecto, pensé.
Pero pronto las cosas empezaron a cambiar. Después de darme estas experiencias y mostrarme que no era tan solo una ilusión o alucinación, obviamente Él continuó con el siguiente paso.
 
Habituarse a la presencia de Swami también es importante. Créanme, no es fácil. Tienen que estar a cierto nivel para estar con Él. De lo contrario, Su presencia es abrumadora. Solía sentirme desbordado con la presencia constante de Swami. Pero Él me hizo acostumbrarme a ella. Me hizo ajustar a la frecuencia, la vibración, la longitud de onda en la que estaba operando. Escalé los pocos pasos que quería que diera y la siguiente fase comenzó.
Empezó a pedirme que llamara por teléfono a una persona u otra para hablar mientras yo estaba preocupado sobre qué pensarían los demás de mí. Quizá que soy un lunático, que perdí la cabeza después de la partida de Swami. Pero se suponía que debía simplemente ejecutar las instrucciones. Levantaba el teléfono y llamaba a las personas como Él me había ordenado y muchas veces recibía una buena dosis de ataques del otro lado y tenía que tragarme eso. A veces me enojaba con Swami por obligarme a hacer cosas que eran humillantes y me causaban tanta agonía. Él simplemente se reía y decía ‘¡Oh! ¡tu aún tienes ego!’. Si bien esto ayudó a muchas personas, al mismo tiempo había gente que me decía con bastante rudeza que todo lo que estaba trasmitiendo no era cierto en absoluto y que no debería hacerles perder el tiempo. Le preguntaba a Swami, ‘¿Por qué me dices cosas que no son ciertas?’ Él contestaba a menudo, ‘¿Porqué te importa? Tu eres solo un cartero que se supone debe entregar la carta y lo que está escrito en la carta no es de tu incumbencia, es entre ellos y yo’. Este fue el proceso de entrenamiento y tuve que hacer todo lo que decia. Si Él dice que es una paloma, tienes que llamarlo una paloma; si lo llama un pavo real, llamalo así. No quería que usara mis neuronas (la mente), que tenía demasiadas entonces. Quería analizar todo antes de hacerlo, es la forma típica en que todos hemos sido educados.
 
Luego vino el siguiente paso. Él dijo: “Vamos a tener un discurso público y tendremos una función de diez días en Kodaikanal”. Fue entonces cuando me hizo hablar con mucha gente por primera vez. Todavía recuerdo cuando me levanté para hablar con la gente elegida para el viaje a Kodaikanal, en Anandam, estaba sudando y tenía la camisa mojada. ¡Era tan nuevo para mí! Pero gradualmente me llevó de mi casa a los hogares de diferentes personas a Anandam, donde las entrevistas se daban sólo a personas seleccionadas, la mayoría de las cuales conocía. Esas fueron sesiones privadas a puerta cerrada. Era fácil. ¡Ahora había 150 pares de ojos mirándome, investigando, sospechando, taladrándome y tuve que soportar todo ese resplandor! De algun modo sobreviví.
De allí, Él me llevó a Prem Deep y dijo que ahora tendríamos Darshans todos los jueves y domingos. Pregunté ‘ahora’ ¿qué significa eso para mí? Él dijo: “Simplemente tienes que caminar detrás de Mí”. Yo dije, ‘caminar detrás de Ti no es poco, ¡es muchisimo! La gente no va a ver a Swami. ¡Me mirarán y pensarán que me he vuelto loco!’. Él dijo: ‘Tú sígueme y todo sucederá’. Aún recuerdo la primera sesión de darshan y satsang en Premdeep. Estaba pensando ¿no podemos evitar esto? ¿No podemos hacer esto algún otro día? Pero Él no se movió. Los bhajans proseguían y mucha gente estaba anticipando algo mágico, probablemente alguna luz emanando de mi cuerpo o algo así (risas). Tantas expectativas! La peor parte fue, creo que en la primera o la segunda sesión, estaba sentado y Swami estaba en una silla en la sala de Bhajan y luego de repente, veo a un montón de personas alejarse. Me molesté mucho. Tal vez pensaban que el cuerpo de luz significaba que probablemente alguna forma luminosa entrara y se sentara en la silla y pudieran percibirlo. Fue muy embarazoso para mí porque lo tomé personalmente. No pensé que si Swami lo quiere así, ¿qué importa? Todavía el factor ego estaba allí. Estoy haciendo algo y la gente es tan irrespetuosa. Se levantan y se van porque no entienden. ¡Equivalía a decir que todo era una tontería, todo una basura! Me hizo sentir muy mal.
Entonces comenzó el Darshan. Tuve que caminar de arriba abajo, cruzando todo el pasillo varias veces. Cada vez que terminaba la sesión, me sentía tan aliviado. Mírenlo desde mi punto de vista. Cada vez que estaba caminando, no sabía quién lanzaría qué tipo de pregunta. No sabría qué decirles. Alguien puede preguntar algo y no sé si estoy respondiendo bien o si lo he escuchado bien y lo que digo tiene sentido para ellos. No sé nada. Estaba muy consciente. Caminaba cuidadosamente y le rezaba a Swami para que no fuera a tal esquina porque aquella dama allí me atrapararía haciendo una pregunta incómoda (risas). No le importaba nada. Simplemente me ponía en situaciones cada vez más difíciles. Cada vez que quería evitar algo, iba y hacía exactamente eso. Fue muy difícil con Él. Siguió empujándome hasta que me deshice de todo el tema de pensar. Esta cosa del pensamiento venía en Su camino. Lentamente se volvió natural. Si sigues cantando la misma canción 100 veces, te vuelves bueno en eso. Habiéndolo hecho una y otra vez obviamente me acostumbré.
 
Recuerdo el 90° Cumpleaños de Swami cuando había tanta emoción en el aire, muchos devotos habían descendido de todas partes. Swami me dijo unos meses antes del Cumpleaños, “Ahora todo se va a acelerar. Hasta ahora acabo de contar 1 … 2 … 3 … y ni siquiera he comenzado”, dijo. Me había obligado a hacer todo lo posible. Ahora, ¿qué iría a hacer Él de nuevo? Estaba preocupado. La experiencia que tuve esa mañana cuando entré en el Premamrutham fue indescriptible, para entonces había perdido una cantidad sustancial de ego y autoconciencia. Cuando entré, pensé que iba a ser sólo otro Darshan. Pero había mucha energía. Perdí el control de mí mismo. Inmediatamente empecé a llorar. Las lágrimas comenzaron a fluir y no lo pude controlar, y estaba llorando en público. Nuevamente por un momento fue embarazoso. Pero luego, lentamente, todas esas ideas se disolvieron en el diluvio de lágrimas. Había mucho amor en esas lágrimas. Las lágrimas son la expresión espontánea de un amor profundo e intenso. Él no podía hablar con todos los que estaban sentados allí. Por ese llanto, hizo que todos comprendieran cuánto amor tenía por cada uno de ellos. Esto fue otra vez algo ’nuevo’ en Su misión a medida que las cosas progresaban.
Tal vez hubiera llorado de esta manera por puro amor estallando dentro de mí cuando estuve en Prem Deep e hice que todos se sintieran uno con Swami. Pero mi autoconciencia, mis ideas, mi propia individualidad impedían que esto sucediera. Recuerdo hace algún tiempo cuando Narasimha Murthy Sir vio la incomodidad en mí y dijo: ‘¡Madhusudan! Creo que deberías dejar la timidez. Sólo SE’. Él me dio este consejo. ‘No te obstaculices a ti mismo. Lo que sea que Swami diga, no lo edites ni modifiques, sólo dilo como es. Sea agradable o desagradable’. Y eso me dio un poco de alivio. Con Sri Narasimha Murthy me sentí muy cómodo, tanto que cuando Swami estaba molesto por algún asunto y daba una reprimenda, lo repetía tal como era (risas). Pero él (por Sri N. Murthy) lo tomaba en el espíritu correcto, lo aceptaba con humildad. Swami levantaría Su voz sólo para enfatizar un punto. No es que Él se enfade por nada.
 
Sri Madhusudan Naidu en ‘Tattva Sameeksha’ (8 de enero de 2018), Sathya Sai Grama, Muddenahalli