PEDDA BOTTU Y EL SRI SATHYA SAI VRATA KALPAM …

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PEDDA BOTTU Y EL SRI SATHYA SAI VRATA KALPAM …
 
Sri Sathya Sai Baba le dio a su ardiente devota, Shrimati Gali Sarada Devi, el nombre de ‘Pedda Bottu’ como un término cariñoso. Significa ‘Big Bindi’, ya que se destacaba por la marca inusualmente grande de kumkum (polvo bermellón) que llevaba en la frente. Nació el 8 de agosto de 1.888 en una familia extremadamente rica de apellido Manthripragada, de Hyderabad (Andhra Pradesh).Tradicionalmente, la familia eran dedicados adoradores del Señor Narasimha, el avatar hombre-león de Sri Mahavishnu; pero también devotos de Shirdi Sai Baba. Durante tres generaciones la familia no tuvo descendencia femenina. Poco después de obtener la bendición de Sri Sai, nació una niña; fue nombrada Sarada Devi, en honor a la deidad regente de Sringeri Peetham (Karnataka), según las indicaciones del mismo Shirdi Baba. Más tarde cambió su apellido a Gali cuando se casó.
 
El bebé quedó huérfano pronto. Su madre murió cuando ella tenía apenas 9 meses; y un año más tarde su padre se retiró a Sringeri y abrazó sanyas (voto de renuncia). El mayor de sus seis tíos paternos y su esposa (a quien ella llamaba su padre y su madre) la criaron, aunque en esa familia de 150 miembros, por no hablar de los 50 servidores, recibió amor, cuidado y atención en amplia medida.
 
La niña creció en un entorno de aprendizaje tradicional en sánscrito y telugu, junto con la adoración regular, la pureza, la veracidad y la conciencia omnipresente de la presencia próxima y fuerte de la deidad de la familia. Las visiones y experiencias espirituales comenzaron incluso a la tierna edad de cinco años.
 
Desde que su padre se había retirado a Sringeri, la familia estaba muy deseosa de invitar al Shankaracharya de Sringeri a su hogar, pero el sabio no estaba dispuesto a hacer el viaje. Un yogui apareció en el sueño de Sarada Devi y le indicó qué hacer para solucionar el problema.También la bendijo y vaticinó que un día ella se encontraría con él y que su nombre era Chandra Yogi.
 
Cuando, a su debido tiempo, el Shankaracharya visitó su casa, le presentaron a la niña. Su actitud respetuosa, inteligencia y habilidad para responderle en sánscrito lo impresionaron. Observó: “Esta niña está bendecida con buen Bhakthi. Está destinada a dominar seis idiomas y a encontrarse con muchos yoguis, santos y almas exaltadas en su vida. Alejándose de las preocupaciones mundanas, obtendrá la salvación a través de la adoración de los avatares de Dios”. Más tarde, dominó seis idiomas – telugu, sánscrito, hindi, kannada, tamil y marathi. No hace falta agregar que las otras predicciones también demostraron ser igualmente correctas.
 
Cuando apenas tenía seis años, la familia hizo una peregrinación al santuario de Badrinath en el Himalaya. En el camino, al pie de un árbol, encontró un ídolo dorado de Balagopala de diez centímetros. Esa noche, el Señor Narasimha apareció en el sueño de su padre y le indicó que iniciara a la niña en el Balagopala Mantra y lo adorara. Después de dos años de adoración ritual, comenzó a experimentar sucesos espirituales. Unos meses más tarde, descubrió su habilidad para escribir poesía inspirada en telugu y en sánscrito. La escolarización formal se detuvo en su octavo año, pero ella continuó con la adoración de su Gopi.
 
Sarada Devi se casó tan pronto como la familia regresó de Badrinath; y a los doce años se fue a vivir con su marido. Sus padres le dieron mucha tierra, oro y plata acorde con su alto estatus. Como la familia de su esposo vivía en una pequeña aldea, ella recibió una casa grande en la cercana ciudad de Rajahmundry, a orillas del Godavari, para evitar las dificultades de la vida allí.Todos, incluida la pareja, se establecieron en el pueblo. Pero su vida marital, tan auspiciosamente iniciada, pronto se volvió amarga. Dio a luz a seis hijos varones en tantos años, aunque todos ellos murieron antes de cumplir los cinco años. El esposo, un músico dotado, era un libertino. Con falsos pretextos la estafó con su propiedad. Para colmo, negoció en secreto un segundo matrimonio. Cuando la terrible noticia llegó a los oídos de Sarada Devi dos o tres días antes del día de la boda, decidió ponerle un rostro audaz para que sus padres no se sintieran humillados y deshonrados si se publicitaba la tragedia. Los tiempos entonces eran tales, que si su esposo, aun siendo ella inocente la abandonaba injustamente, su hogar paterno se sentiría mancillado. Además, no había divorcio en esos días. La vida conyugal de la pobre Sarada Devi terminó así cuando tenía apenas dieciocho años. Se acostumbró a usar ropa ocre, la vestimenta tradicional de un sanyasin. No tenía ni un centavo, ni hogar ni marido, pero era rica en la devoción de su amada Gopi y perseveró obstinadamente en su jornada espiritual.
 
Consagrada al servicio social, la joven se dedicó a enseñar a niños pequeños que iban a la escuela. Durante algún tiempo dirigió su propia escuela de música. En años posteriores, también dirigió un orfanato. Escribió varios libros de poesía, dramas sociales y canciones. Ella estaba dando actuaciones de Harikatha (danza india) para recaudar fondos para su orfanato. En medio de todas estas actividades visitaba regularmente Shirdi. Allí fue testigo de innumerables leelas y milagros de Sri Shirdi Sai Baba, a quien fastidiaba constantemente para que le diera algún Mantra que la ayudara en su búsqueda espiritual. De alguna manera él la estaba desanimando, pareciendo en ocasiones estar enojado también. En algún momento de 1918 sucedió un evento interesante. Un día cayó a los pies de Baba rogándole una vez más por un Mantra. Aparentemente molesto por su insistencia, se volvió hacia ella con ira y le dio una patada en el pecho. Profundamente herida, salió, se negó a comer y durmió esa noche en el campo abierto debajo de un árbol. Más tarde en la noche, el siempre misericordioso Baba se acercó a y la serenó suavemente con palabras tranquilizadoras. Luego la condujo a un jardín contiguo. Sabía que ella no habia comido. Extendió su mano derecha hacia arriba y pronunciando “Allah Malik” (Dios es el Maestro) materializó un par de puris y un poco de khoya para acompañarlos. Cuando se los dio de comer, ella dijo que iría a buscar agua. Baba dijo que no había necesidad de que fuera a ninguna parte y materializó una pequeña vasija con agua de la misma manera que había producido comida antes. Después de que comió, en tono agradable, él habló: “Mira, hija mía. Regresaré a Andhra con el mismo nombre de Sai Baba. Entonces vendrás a mí, disfrutarás de mi compañía cercana y obtendrás felicidad. Estás mucho más allá de la necesidad de algun Mantra”. Agregó, “Ninguno de estos devotos estará allí para presenciar mi segunda venida. Solo tú lo harás”. Poco después, en el día de Dasara de 1918, Shirdi Baba se fusionó con el Infinito.
 
La noticia fue un golpe devastador para Sarada Devi, quien se sintió completamente perdida. Necesitaba mucho un gurú que le enseñara y la dirigiera hacia el progreso espiritual. Unos doce años antes, había oído hablar de un gran sabio que vivía en algún lugar de las colinas de Dwaraka, cerca de Ujjain Omkaara Kshethram (Madhya Pradesh). Ahora, en su anhelo desesperado, dejó atrás su casa y sus parientes y se dirigió hacia él. Después de pasar por grandes privaciones logró llegar a él.También encontró a Chandra Yogi que había aparecido en su sueño en su infancia aconsejandole sobre el pontifice de Sringeri. El sabio, que ya tenía setenta sishyas (discipulos) recibiendo instrucción espiritual de él, admitió a Sarada Devi en la orden. Le dio el nombre de Radha. A su debido tiempo, recibió Maha Thaaraka Mantram del gurú; ella escuchó sus discursos diarios y practicó disciplinas espirituales, austeridades y meditacion bajo su guía. Después de seis años de esa vida dichosa, el maestro le indicó que regresara a casa. Estaba destinada, le dijo, a lograr muchas cosas en el mundo exterior.
 
Ahora era 1940 y Sarada Devi fue a Uravakonda. Allí, en la casa de un pariente, vio a un joven llamado Sathya que solía venir a esa casa a menudo a jugar. Le habló un poco, pero no quedó particularmente impresionada. Más tarde, ella recordaría que su cabello era muy rizado, ¡que se paraba frente a un espejo peinándolo una y otra vez antes de ir a la escuela!
 
Un par de años más tarde volvió a encontrarse con Sathya. Esta vez vio un tremendo cambio. Había a su alrededor mucha actividad y excitación; la gente acudía a él con flores, frutas y comestibles; los estaba animando a hacer bhajans; si alguien hacía algo malo, lo amonestaba abiertamente. Él la notó y dijo: “Cuando te lo dije entonces, no prestaste atención a mi palabra. Lo olvidaste por completo, pero ahora has vuelto a mí. Iré a Puttaparthi. Sígueme allí y te contaré todo”. Tenía solo 16 años; ella tenía cincuenta y cuatro. Hacía ya casi un cuarto de siglo que Shirdi Sai había predicho que renacería en Andhra como Sai Baba y que luego la convocaría a su presencia. ¿Podría este muchacho, apenas salido de la adolescencia, ser el Bhagavan de Shirdi reencarnado? ¿Debería confiar completamente en él y seguirlo fiel e incondicionalmente como lo había hecho con Shirdi Baba? No estaba muy segura y la indecisión persistía.
 
Se encontraron a continuación en 1943 en Puttaparthi. Mientras tanto el había revelado su avataridad y llegó a ser conocido como Sri Sathya Sai Baba. Ella estaba convencida ahora de que este era seguramente el mismo Shirdi Baba reencarnado como se le prometió en 1918. Ella tuvo una larga y estrecha asociación con Sri Shirdi Baba, lo sirvió con todo su corazón, fue testigo y también escuchó de sus leelas y mahimas (juegos divinos y milagros). Era su hija espiritual; solía llamarla cariñosamente “Mi hija” y “Mi Gori” (piel clara). Ahora estaba asombrada al observar que los labios, la nariz y la forma en que gesticulaba y muchos otros matices de Sathya Sai tenían un parecido asombroso con los del avatar anterior que había conocido tan bien. Podía declarar con absoluta certeza que a pesar de las diferencias externas en su apariencia física, los poderes innatos (Atma sakthis) de los dos avatares eran idénticos.
 
Su larga búsqueda del Maestro, a menudo desgarradora, como revelan sus poemas, finalmente había terminado. Durante algunos años visitó Puttaparthi de vez en cuando. Pero más tarde la convirtió en su morada permanente, literalmente y en sentido figurado, a los Pies de Loto de su Maestro. Pronto pasó a ser conocida como Pedda Bottu. Una de las tareas especiales que emprendió fue cubrir y decorar con flores el sendero que conduce al lugar de celebración de bhajans en Prashanti Nilayam. Recolectaba cestas de flores de todos los colores y las extendía por el suelo en diseños de buen gusto para que su amado Sai Bhagavan las pisara con gracia en su camino al lugar.Y, como ella registró con tanto cariño, ¡las suaves flores apenas mostrarían que alguna vez habían sido tocadas después de que Él caminara sobre ellas!
 
Pedda Bottu escribió muchos libros en prosa y poesía en alabanza a Sri Sathya Sai Baba. ¡Compuso el presente Vrata Kalpam (procedimiento de adoración a Sri Sathya Sai), que fue retocado por el Señor mismo con Su propia mano Divina! Y también escribió su autobiografía en 1984 a la madura edad de 96 años. Simple en lenguaje pero poderoso en su impacto sobre el lector, es un libro extraordinariamente convincente – un puente entre lo visible y lo invisible. Hace plena justicia al progreso animado, caleidoscópico, pero resuelto, del alma de Pedda Bottu hacia la fusión con Satchidananda Parabrahman (Dios).
 
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¿Como este Vrata Kalpam tomó forma?
(En palabras de la autora)
 
“…. En primer lugar, no tenía intención de escribir este Vrata Kalpam, y luego me encontré con un Vrata Kalpam con respecto al avatar pasado de Sri Shirdi Sai. Se me ocurrió que si podía haber un Vrata Kalpam para un avatar del pasado, debería ser más apropiado tener uno para el avatar vivo que actualmente cautiva y fascina al mundo entero …
 
Cuando decidí escribir esto, me estaba quedando con el Dr. Saraswati en Amalapuram. Swami se me apareció en un sueño y me ofreció algunas instrucciones al respecto. En ese momento estaba planeando seguir el patrón del popular Sathya Narayana Vrata Kalpam, comenzar Sri Sathya Sai Vrata Kalpam con Navagraha Sthaapana, etc. En mi sueño, Swami me preguntó por qué estaba pensando en escribir sobre esas líneas. Respondí: “No sé de otra manera. Por favor, guíame y te seguiré”. Swami gesticulando con sus manos en su manera característica, me dijo que simplifique todo, comenzando con Ganapathi Pooja, siga con su propio Pooja y concluya con la Sección Katha (la historia propiamente dicha). Este libro está así modelado en las líneas indicadas por Swami.
 
Al día siguiente, estaba reflexionando sobre la forma adecuada que se le daría a la Sección Katha y cómo repartirla en cinco capítulos. En Sathyam, Sivam, Sundaram (la historia de la vida de Swami), Swami había declarado que en los primeros 16 años mostraría sus Leelas (pasatiempos divinos), en los siguientes 16 sus Mahimas (milagros) y luego entregaría su mensaje y exhortaciones (Upadesha) y llevaría a cabo su programa Divino. Para mi gran alivio, eso vino a mi mente y me ofreció un plan de acción bien definido. La Sección Katha cayó así en una secuencia lógica y hermosa; el primer capítulo es Leela Kaanda, el segundo Mahima Kaanda, el tercero Raksha Kaanda, el cuarto Siksha Kaanda, el quinto y último Bodha Kaanda. Mi camino estaba claro y completé el libro en esas líneas. El manuscrito terminado lo guardé en mi caja.
 
Entonces algo extraño sucedió. Cuando abrí el libro un día descubrí que se habían hecho numerosas adiciones y alteraciones en tinta roja.Todas estaban de la mano inconfundible del propio Bhagavan. Por ejemplo, dondequiera que usé las palabras, “Sarva Devatha Swarupa”, fueron alteradas en una hermosa escritura en rojo, para leer, “Sarva Devathaatheetha Swaroopa”. De manera similar, donde había escrito que “dirigidos por él, grupos de niños irían por la aldea cantando canciones devocionales y bhajans”, se modificó para que dijera “recorrerian la aldea, calle por calle, cantando canciones devocionales y bhajans”. En otra parte, agregó con letra clara y hermosa que “el Dharma es eterno e inmutable”, descubrí que Swami había revisado y enmendado todo el texto. Por increíble que pueda parecer a los lectores, de hecho es la pura y simple verdad. ¿Qué más se necesita a modo de prueba para declarar que el Sathya Sai Vrata Kalpam, tal como está ahora, tiene la aprobación total de Swami? Al final, en Swasthi, había escrito que aquellos que realizaran este Vrata serían recompensados ​​con la protección de Swami. Swami lo amplificó diciendo que Él les concedería el cumplimiento de los deseos de sus corazones y los cuidaría por completo en todo momento y con inmenso amor.
 
Debo agregar aquí que nunca le había informado a Swami que había completado este libro ni le di el manuscrito.
 
Asombrada por lo que encontré, se lo mencioné a Sri Kasturi. Comentó: “Hace siglos, cuando el santo compositor Pothana estaba traduciendo la epopeya Maha Bhagavatam del sánscrito al telugu, se dice que el propio Sri Rama contribuyó a su texto. Bendita seas. Por favor, salvaguarda tu manuscrito”. En consecuencia, lo he mantenido en custodia segura…”
 
Fuente: Extractos de la Autobiografía de Pedda Bottu (Smt. Gali Sarada Devi) Prashanti Nilayam, 1985.