LOS SAMSKARAS – Artículo 24 de la serie “Sanatana Dharma” publicada por Sadguru Sri Madhusudan Sai en el diario de India “Vijaya Vani”

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Los samskaras en el Sanatana Dharma

Sadguru Sri Madhusudan Sai

 En el Sanatana Dharma, los saṃskāras se consideran extremadamente sagrados, no por sus multifacéticas cualidades para hacer diversas cosas, sino por su potencial de alcanzar la suprema verdad de Brahman, que es la divinidad intrínseca de toda la existencia, incluso la de uno mismo. Sin embargo, como ya hemos estudiado, cualquier persona nacida en este planeta viene con una carga previa de karmas: las acciones realizadas en las vidas previas, y por la misma razón, las consecuencias de las acciones, que son los karmaphalās. Durante la ejecución de esas acciones, en los nacimientos previos, se adquirieron numerosas tendencias, o vāsanās o impresiones, llamadas saskāras. No todas ellas son de naturaleza positiva, y, por lo tanto, no todas ellas son conducentes para nuestro crecimiento espiritual en el siguiente nacimiento. Por lo tanto, en preparación para lograr la meta más elevada entre las cuatro metas —dharma, artha, kāma y mokṣa — de las cuales mokṣa se considera que es el logro de la suprema verdad de uno mismo como la Divinidad o Brahman, diversos textos del Sanatana Dharma prescriben numerosos ritos para purificarnos, pulirnos y perfeccionarnos para alcanzar la suprema verdad, refinándonos continuamente mediante estos procesos, desde la matriz hasta la tumba. De hecho, estos procesos comienzan antes de que el alma o jīva entre en el vientre materno. Aunque diversos textos han prescrito una cantidad de samskaras o rituales como procesos purificatorios, vamos a concentrarnos en los 16 saskāras populares, conocidos como los shodasa saskāras. El principal propósito de estos saskāras es, como se ha mencionado, purificar la mente y el intelecto para llegar a la divinidad antes del fin de nuestra estancia terrena.

Hay tres razones para llevar a cabo estos saskāras tal como lo indican las Escrituras: dōṣa mārjanam, eliminar las culpas; guna dānam, añadir buenas cualidades, y hīnāṅga pūrti, rellenar las grietas o deficiencias. Por ejemplo, tomemos el caso de una joya hecha de oro. El oro debe ser extraído del mineral a través de un proceso, antes de que pueda convertirse en una joya. Después de derretir el mineral se obtiene oro impuro, el cual es más purificado en un crisol a cierta temperatura, con lo cual se obtiene oro refinado, de 24 quilates. Este oro es moldeado para formar diversas joyas que adornan a la persona que las lleva. De la misma manera, la vida humana es una mezcla de diversas cualidades: rajásicas, tamásicas y sátvicas. El esfuerzo de los saskāras o ritos de pasaje en la vida, en diferentes etapas del crecimiento, está destinado a purificar el uno mismo interior o antakaraa, lo cual conduce al logro supremo de tomar consciencia de Uno Mismo. En cierto modo, es como hacer la más hermosa joya, digna de ser ofrecida a la Divinidad, al hacer que nuestra vida sea digna de tomar consciencia de la Divinidad. Comentemos ahora los dieciséis saskāras más populares, conocidos como ṣoaśa saskāras. Como mencioné antes, diferentes textos contienen diferentes listas de saskāras, que pueden llegar a ser hasta cincuenta y dos. Pero vamos a concentrarnos mayormente en aquellos que son populares y significativos para nuestro viaje de la vida.

En líneas generales, los dieciséis saskāras pueden ser clasificados según las diversas etapas de la vida.

 

Prenatal Niñez Educación Adultez Posmortem
garbhādāna jātakarma upanayana ghastha āśrama antyeṣi
pusavana nāmakaraa vedārambha vānaprastha āśrama
sīmantonnayana niṣkramaa samāvartana sannyāsa āśrama
annaprāśana
karavedha
ākara

 

Ahora emprenderemos la comprensión de estos saskāras uno por uno. En varios sutras se dio una cantidad de diversos saskāras. El gautama dharma sutra y el sannyāsa upaniṣad mencionan 40 saskāras, y varios otros grihya sutrās o textos ofrecen diferentes números de saskāras. Los que comentamos ahora se han confeccionado para alguna razón en particular, que puede ser la tradición, puede ser social, puede ser cultural o incluso espiritual. Sin embargo, quisiéramos comentar las razones espirituales para estos saskāras.  

El primer saskāra que se realiza antes del nacimiento es el garbhādāna. La palabra garbhādāna significa “plantar la semilla en la matriz”, para lo cual, enseguida después de la boda se fija un día y una hora para este ritual, después del cual la esposa y el esposo se unen para suscitar la progenie. Este es uno de los deberes más importantes de una pareja casada, con el propósito de promover la raza humana y suscitar ciudadanos virtuosos para el mejoramiento del mundo. Este proceso es purificatorio en cuanto que se reza a Dios y a los ancestros para que ayuden a recibir en la matriz a un hijo digno. Sabemos que nacemos una y otra vez en diversas vidas, por lo cual la plegaria de los padres apunta a recibir en la familia a un hijo virtuoso, que beneficie al linaje y también ayude a mejorar la sociedad.

Se dice en los nārada bhakti sūtras que cuando en una familia nace un ser tan importante —un devoto del Señor— los dioses se sienten felices, los antepasados se regocijan y la Tierra siente que tiene un protector.

modante pitaro ntyanti devatā sa-nāthā ceya bhūr bhavati      

 (nārada bhakti sūtras, verso 71)

Por lo tanto, los padres ruegan que su unión ayude a suscitar tal noble progenie.

El segundo saskāra antes del nacimiento es el pusavana saskāra. El significado de pusavana es la procreación masculina. Sin embargo, no debe considerárselo como algo que evita una progenie femenina; más bien es un modo de decir que tenemos que tener una progenie masculina para continuar el linaje en el que nace el niño. El saskāra es el mismo para un hijo masculino o femenino que haya sido concebido en la matriz. La progenie masculina era importante para los antiguos para poder continuar el linaje. También tiene una razón científica: entre los cromosomas “x” e “y”, es el “y” el que lleva los genes del padre, y es de esto que proviene el sistema de gotra, para determinar a qué linaje pertenecemos. Un hijo tiene el cromosoma “y” del padre y el cromosoma “x” de la madre. Una hija tiene solo el cromosoma “x”, y por lo tanto no lleva el orden genético de la familia. Es por esta razón que se deseaba un hijo. No obstante, hijo o hija, ambos tenían que ser concebidos después de este saskāra.

 El tercer saskāra que es realizado habitualmente entre el quinto y el séptimo mes después de la concepción es el sīmanta saskāra o sīmantonnayana. En esta ocasión la futura madre es bendecida por otras madres y matrimonios mayores, para que tenga un hijo sano. Le obsequian arroz, frutas, dulces, vestimenta, adornos, etc. para que se sienta feliz. La atmósfera es de celebración, para asegurar que la madre mantenga siempre una mentalidad positiva, porque en esa época todo lo que la madre piense, sienta y experimente es simultáneamente experimentado por el bebé en el vientre. Esta es la época en que comienza a latir el corazón, el jīva entra en el feto y se crea la mente.

Esta mente, que ha sido transferida a esta matriz desde las vidas previas como jīvātma, lleva sus impresiones del pasado, que necesitan purificación ya desde el momento en que es concebida en la matriz. Por eso se alienta a la madre a escuchar mantras védicos y canciones devocionales, y a permanecer en buena compañía, el satsangā, para que esto tenga una influencia positiva en ella, y en consecuencia, para el bebé en su vientre. En los purānās hay muchas historias en que se relata cómo el bebé en la matriz pudo asimilar conocimientos oídos por la madre. Por ejemplo, Abhimanyu, en el vientre de Subhadrā, oyó acerca del cakravyūha, mencionado por su padre Arjuna. Oyó la primera parte, sobre cómo entrar en el cakravyūha, porque su madre estaba despierta y escuchando. La segunda parte del conocimiento del cakravyūha, que consiste en cómo salir del mismo, no fue aprendida por el bebé en la matriz, porque la madre se había dormido en el ínterin. También tenemos la historia de Aṣāvakra, que oyó a su padre exponer textos védicos de modo erróneo. Desde el vientre materno, el bebé dijo a su padre que estaba cometiendo un error, por lo cual el bebé fue maldecido por su padre para que naciera con ocho defectos o torceduras en el cuerpo; de allí el nombre Aṣāvakra. Hay muchas otras historias según las cuales el bebé ya tiene una mente en esa época de la vida y es capaz de experimentar todo lo que experimenta la madre. Por lo tanto, la futura madre tiene que tener especial cuidado con lo que ve, oye, toca, huele y piensa, y con el tipo de compañía en la que vive.

El segundo conjunto de saskāras que se efectúan durante la niñez abarca seis saskāras. Para empezar, el primer saskāra, efectuado enseguida después del nacimiento, es el jātakarma. De acuerdo al ācharya caraka, inmediatamente después del nacimiento el niño debe ser cuidado mediante una nutrición adecuada, higiene y un buen entorno. Es similar al proceso de reanimación del niño al nacer, o a los cuidados inmediatos al nacimiento para evitar infecciones y otras influencias negativas.

Después del jātakarma saskāra, habitualmente ejecutado el 4°., 10°. o 11°. día desde el nacimiento, se realiza el nāmakaraa saskāra, que consiste en imponer un nombre al niño, según los cálculos astrológicos: las posiciones de las estrellas y constelaciones que tienen influencia en la vida del niño. El nombre del niño lo decide un gurú, habitualmente de acuerdo a la carta astral, para que se adecue lo mejor posible a la personalidad del niño. Lamentablemente, en los tiempos modernos la mayor parte de la gente no sigue este patrón y eligen el nombre de su hijo según las celebridades o personalidades populares de su gusto. No solo eso: muchos de los indios que han recibido de sus padres hermosos nombres, como Padmanabhan y Mahadevan, se han convertido en “Paddy” y “Maddy” en un intento de hacerlos más fáciles para la pronunciación occidental. Sin embargo, en nuestra cultura la mayoría de los nombres se imponen no solo de acuerdo con las recomendaciones astrológicas, sino también para asegurar que el niño lleve un nombre divino, lleno de significado, que le ayude a recordar el propósito de su nacimiento, y ayude también a sus padres a recordar el propósito del nacimiento del hijo.

Después de este saskāra de poner nombre al niño se lleva a cabo el saṃskāra de niṣkramaa, que consiste en sacar al niño de la casa por primera vez. Esto se hace para exponer el bebé al sol y por lo tanto, iniciar también el proceso de presentar al niño a la sociedad. Este ritual es importante, porque después de que el niño supera los cuatro meses de edad en su hogar, donde fue bien atendido y se lo protegió de infecciones y del contacto con la sociedad exterior, el bebé ya es capaz de enfrentar posibles riesgos para la salud. La exposición al sol también es importante para realizar el ritual siguiente, annaprāśana: alimentar al niño con comida sólida. De acuerdo a nuestra cultura, el alimento que fue cocinado y comido es digerido por el poder del sol. El calor del sol ayuda a metabolizar el contenido de la comida que ingerimos. Por eso, en la antigüedad la gente comía después de la salida del sol y antes del ocaso. Nunca se alimentaban después de que el sol se hubiera puesto. Esta tradición se sigue aun actualmente en numerosos hogares jainistas, pues se considera que comer en la oscuridad o después de la salida del sol no es bueno para la salud.

El annaprāśana saskāra implica dar al bebé comida sólida por primera vez. Generalmente se lo hace alrededor del sexto mes o más tarde, según las diferentes tradiciones. En este saskāra se da al niño payasam, arroz hervido mezclado con miel, para proporcionarle los nutrientes necesarios que la leche materna no puede proporcionar por sí sola.

El siguiente es el karavedha saskāra. Se lo ejecuta aproximadamente a los siete u ocho meses de edad, o a veces al cumplirse un año, para perforar las orejas del niño. Esto tiene dos razones: 1) Que el niño continúe la tradición familiar de llevar una joya en la oreja para que lo identifique con esa familia o comunidad en particular. 2) Es un proceso durante el cual se rezan plegarias para purificar los oídos del niño haciendo que oiga lo bueno y no lo malo, que evite los chismes, el habla negativa y la falsedad, y en cambio que preste atención a lo noble, lo virtuoso y lo verdadero. Esta es también la época en que el niño es capaz de escuchar diversos sonidos, asimilarlos y desarrollar la comprensión del lenguaje. En la antigüedad todo el conocimiento se transmitía de palabra: el gurú hablaba y los discípulos escuchaban. Por eso los oídos tenían un rol muy importante en el aprendizaje. Incluso hoy, lo que escuchamos encuentra su camino hacia la mente, forma nuestros pensamientos y después nuestras acciones. Los Upanishads dicen

bhadra karebhi śṛṇuyāma devā, “Oh, dioses, hágannos capaces de oír solo lo bueno”.

Después del karavedha saskāra viene el ākara saskāra, que es la ceremonia de tonsura, en la cual se corta el cabello del niño, excepto un mechón en el centro de la cabeza, que cubre el brahmarandhra, el punto por donde el alma sale al final de la vida, si somos seres que han tomado consciencia de Sí Mismos. Durante el ākara saskāra el niño es también preparado para entrar en la fase siguiente, que es comenzar a aprender. Cuando tiene cierta edad el niño comienza a aprender diversos tipos de conocimientos, para lo cual su cerebro debe estar sano y apto. Este saskāra se realiza con plegarias a los dioses para que ayuden al niño a desarrollar un cerebro adecuado y capacidades analíticas.

El siguiente grupo de saskāras que tienen que ser efectuados para iniciar al niño en el aprendizaje y la educación comienza con upanayana saskāra. Upanayana significa acercar. Este es el proceso durante el cual el niño es acercado al gurú con el propósito de aprender las Escrituras, mediante lo cual se acerca a las Escrituras, y por aprender las Escrituras se acerca a la Divinidad o Brahman.

El upanayana saskāra se efectuaba generalmente en el octavo año del niño, antes del cual, en algunos hogares, podían haberse realizado el vidyārambha saskāra o el akṣara abhyāsa saskāra. Durante el upanayana saskāra se colocaba al niño el yajñopavītam o cordón sagrado, después de santificarlo con plegarias, y el niño era iniciado en el aprendizaje como brahmacārī en el brahmacarya āśrama por el gurú y por su propio padre, quien le susurraba al oído el brahmopadeśa o gayatri mantra, que se considera la madre de todos los mantras. A partir de entonces, el niño era oficialmente un estudiante y podía aprender las diversas Escrituras.

En la antigüedad este saskāra se efectuaba también para las mujeres, y las niñas que se sometían al saskāra se llamaban brahmavādinis, así como los niños se llamaban brahmacārīs. Algunas de las Escrituras incluso mencionan que todas las personas de todas las castas podían someterse al upanayana saskāra bajo la conducción de su gurú. Sin embargo, con el paso del tiempo, este saskāra solo se ha venido efectuando para brāhmaas, kṣatriyas y vaiśyas. Con esto, se permitía al niño asistir al gurukula y permanecer con el gurú a fin de asimilar diversos conocimientos, tanto del orden mundano como espiritual.

Una vez que el niño ingresaba en el gurukula, el gurú realizaba el vedārambha saskāra, que es la iniciación al aprendizaje védico. Como sabemos, los Vedas forman la base de las tradiciones del Sanatana Dharma, y los upaniṣads forman su filosofía. Aquí el gurú inicia al niño en el aprendizaje de los Vedas, y el niño tiene que hacer una promesa al gurú en el sentido de que aprenderá todas las Escrituras con esmero y trabajo duro, y que pagará las cinco deudas relacionadas con su aprendizaje: la deuda con sus ancestros, que le han permitido continuar en su linaje; la deuda con los dioses, gracias a cuyas bendiciones puede aprender, y la deuda con los is porque aprende las Escrituras y podrá enseñarlas a la futura generación. A veces se agregaban dos deudas más como parte del propósito mismo de la adquisición de conocimientos: la deuda con otros  humanos que lo aceptaban como huésped en su casa y lo atendían bien, y la deuda con la naturaleza y los demás seres.

En ese momento, el niño se llamaba dvija o nacido dos veces, porque en nuestra cultura existe la creencia de que al nacer del vientre materno nacemos tan solo como un cuerpo humano, y nos hacemos realmente humanos solo después de lograr la sabiduría. Esta sabiduría proviene del gurú bajo cuya tutela estudiamos y aprendemos las Escrituras. Por lo tanto, los rituales de upanayana y vedārambha se consideran el segundo nacimiento del niño.

Una vez que el niño terminaba entre ocho y doce años de educación en el gurukula, se realizaba el saskāra final a propósito de la educación, llamado samāvartana saskāra. Este saskāra marcaba el final de la educación del muchacho en el gurukula. En esta ocasión debía ofrecerse al gurú una guru dakṣiā, y habitualmente los padres acudían para llevarse al joven en este momento. Ofrecían al gurú lo que podían, porque no había una tarifa definida para la educación, ya que toda ella se impartía gratuitamente en los gurukulas indios. Por eso, los padres llevaban lo que podían y lo ofrecían para el mantenimiento del gurukula, a los pies del gurú. En este tiempo el niño ya era un adulto joven, habitualmente con 25 años de edad, y entonces se le permitía pasar a la siguiente etapa de su vida, es decir el ghastha āśrama o la vida de jefe de familia.

En el ghastha āśrama dharma se adoptan los deberes del jefe de familia. En esta etapa, el primer saskāra que se realiza es el vivāha saskāra. Este consiste en la institución del matrimonio, que une al esposo y a la esposa en la sagrada relación de la boda y les permite ayudarse mutuamente para crecer espriritual y socialmente. Este saskāra se lleva a cabo después del samāvartana saskāra.

En muchas familias se efectúa un determinado saskāra antes del matrimonio, para cuando ambos miembros de la pareja se hacen mayores de edad. Para los muchachos es keśānta o la eliminación del pelo facial, y para las chicas es tuśuddhi, realizado después de la menarca, es decir cuando ocurre por primera vez el ciclo menstrual. Estos dos saskāras se hacen con una oración a Dios solicitando que les otorgue cuerpos sanos y jóvenes, para que puedan llevar una vida moral y espiritual mientras son jefes de familia.

El vivāha saskāra permite entrar en la siguiente etapa, el ghastha āśrama, durante la cual se abrazan los deberes de jefes de familia. La pareja hace el voto de ayudarse mutuamente en el camino de dharma, artha, kāma y mokṣa. El padre de la novia solicita del novio la promesa de que permanecerá con su hija para cumplir con todas las tareas y obligaciones de una vida matrimonial, con respecto a los ancestros, con respecto a Dios, con respecto a la sociedad y finalmente, para alcanzar la salvación. Se hacen muchos votos, los cuales incluyen mantener el fuego sagrado y llevar a cabo todos los rituales que se prescriben para un jefe de familia. Al cabo de 25 años de vida matrimonial se entra en la fase siguiente: vānaprastha, o vida de ermitaño. Este saskāra se realiza a los 50 años de edad de la persona. A veces de realiza a los 60, el ṣaṣipūrti, que simbólicamente es lo mismo, indicando la entrada de la pareja en el vānaprastha āśrama, durante el cual se espera que se supere el apego hacia la propia familia y a los hijos, se considere a la sociedad entera como propia y se trabaje para el bienestar de la misma. Durante esta fase se espera que las personas lleven una vida austera, sin dejarse tantar por los placeres de los sentidos, que inhiben nuestro crecimiento espiritual.

El siguiente saskāra para la pareja casada es el sannyāsa saskāra, que es la etapa final de nuestra vida, en preparación para la liberación. Sannyāsa significa renuncia, por lo cual este āśrama comienza al cumplir el hombre 75 años de edad, momento en que decide cortar por completo todo vínculo matrimonial, y tanto el hombre como la mujer llevan una vida de ascetas, completamente absortos en la contemplación y la meditación en el Uno Mismo supremo, y superan todas las ataduras y apegos con el mundo y uno con el otro.

A continuación encontramos naturalmente el fin, y después de la muerte se lleva a cabo el saskāra final, llamado antyeṣi. Este saskāra se realiza de diferentes maneras en las diversas tradiciones. Además de quemar el cadáver y juntar las cenizas para sumergirlas en un río sagrado, se ejecutan de un modo elaborado otros rituales durante los 10°. y 15°.: pinadāna, astisanchaya, astipravaha, kesachedana, brāhmaabhojana, etc. Se cree que con este saskāra el alma o jīvātmā se ha fundido finalmente con el paramātmā y ha alcanzado la suprema liberación, para no volver a nacer una y otra vez, quedando libre del ciclo del nacimiento y la muerte.

De esta manera, los dieciséis saskāras posibilitan el viaje del alma desde el vientre materno hasta la fusión final con la Divinidad. Sin embargo, los saskāras no deben ser efectuados como meros rituales o ritos, sino con una gran comprensión de su significado profundo. La cultura de la India ha mantenido siempre a Dios como el centro de todas las actividades, y se ha considerado que el propósito más elevado de la vida humana es tomar consciencia de Dios. Dharma, artha y kāma solo deben emprenderse para lograr mokṣa. Todos los saskāras que se realizan desde antes de que un niño nazca hasta aquellos efectuados después de su muerte tienen el único propósito de ayudarlo a que tome consciencia de Dios.

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