Resumen del discurso de Sadguru Sri Madhusudan Sai – 16 de junio 2022

      Comentarios desactivados en Resumen del discurso de Sadguru Sri Madhusudan Sai – 16 de junio 2022

Descargar archivo PDF

Resumen del discurso de Sadgurú Sri Madhusudan Sai

16 de junio de 2022

  

En Mandya, uno de los estudiantes estaba conmigo conversando y comentando sobre un nuevo campus; el anterior estaba en un terreno alquilado. En Kittur iba a haber un campus para muchachos, se había adquirido la tierra y se había empezado a construir. Antes estaba en un terreno que no se podia adquirir por diversas razones, de eso hablábamos. Surgió el tema de Kittur, que es un lugar famoso porque la Rani Chenamma luchó bravamente contra los británicos. Se mencionó otro lugar cercano que también luchó bravamente, y le pregunté si ambos habían luchado juntos o separados. Habían luchado separadamente, y esa es la razón de que fueran derrotados.

En nuestro país tenemos una historia de invasiones, y muchísimos pequeños reinos o principados lucharon bravamente, dándolo todo para ganar la batalla, pero perdieron. Si hubieran luchado juntos, estoy seguro de que habrían ganado. Tenían el concepto de luchar solo cuando el enemigo había llegado a sus puertas. Si el enemigo estaba frente al reino vecino, dudaban sobre qué hacer. Solo cuando ese reino también había caído y el enemigo estaba en su propio reino, despertaban a la necesidad de luchar. Eso hizo mucho daño a la cultura del país, especialmente a la cultura espiritual. Todos seguían filosofías en las cuales los reyes eran los patrocinadores de esta herencia cultural, y cuando los reyes desaparecían, nada podía hacerse.

Vidyaranya fue un gurú que entrenó a dos reyes, que establecieron la dinastía Vijayanagar, que duró mucho tiempo, hasta que alguien los traicionó, revelando todos los secretos de sus fuertes, y así el reino cayó, no por falta de valentía o espíritu de lucha, sino por alguien que por una pequeña ganancia reveló los secretos, comprometiendo la seguridad del reino. Así es la historia de la humanidad. En algún momento, siempre hay un Judas como el que causó la caída de Jesús. Esto no es solo en nuestro país, sino en todo el mundo; es parte de la historia humana.

¿Por qué hacemos esto? Toqué este tema porque Narasimha Murthy acaba de hablar sobre la cultura y la civilización, dos palabras cruciales, cultura y civilización. La civilización es la de una sociedad con progreso en lo material, científicamente avanzada, con orden, reglamentos, ley y orden; eso es una sociedad civilizada, contrariamente a lo antiguo tribal y bárbaro, nómade. Una sociedad muy estructurada recibe el nombre de sociedad civilizada. A eso se llama civilización, cuando la gente vive en unión, de esa manera. Pero él dijo que la cultura y la civilización, ambas son importantes. En realidad, sin cultura no hay civilización.

Yo defino a la cultura simplemente como “preocuparse por los demás”. Cuando ustedes se preocupan por el bienestar de los demás, cuando ponen a los demás antes de ustedes mismos, son cultos. La cultura no se trata de saber diversas formas de artes tradicionales, ni otras cosas de las que se ocupa su país. Eso es una parte, la parte exterior de la cultura, pero ¿adónde conduce eso? Debe conducir a un sentimiento de preocupación por tu prójimo. Para mí, la cultura es preocuparse por los demás, entonces, los seres humanos en una sociedad se preocupan los unos por los otros, no solo por sí mismos. Todos se preocupan por sí mismos, hasta una hormiga se preocupa por sí misma. Traten de aplastar a una hormiga y verán cómo trata de escapar, e incluso puede que reciban una buena mordida.

Todo el mundo se preocupa por sí mismo, pero las personas cultas se preocupan por los demás. Usar un traje con chaleco y todo tipo de etiqueta no significa cultura. Pero cuando desarrollamos la preocupación por los demás, eso se convierte en cultura. Entonces tenemos una forma culta de vivir, y entonces nos hacemos civilizados.

La civilización no significa altos rascacielos, coches rápidos, todos los deseos materiales de las sociedades o de los gobiernos, etc. Hoy tenemos guerras en el mundo. ¿Quién creería que después de la Segunda Guerra Mundial, hace 70 años, hoy tendríamos que pasar por algo así? La gente se sigue peleando, ¿quién creería que esto es 2022 y seguimos peleando por territorios? No hemos aprendido ni un poquito del pasado. ¿Quién lo creería? Esto es porque aún no hemos desarrollado la cultura. ¿Cómo podemos llamarnos un mundo o una sociedad civilizados?

Para mí, la civilización no es más que la coexistencia armoniosa. Todos aprendemos a coexistir sin hacernos daño. Sabemos que tenemos diferencias, pero así y todo aprendemos a ser armoniosos. Eso es la civilización. Una sociedad puede ser civilizada cuando aprende a coexistir en conjunto, a pesar de las diferencias. ¿Cómo coexistir? Preocupándonos por los demás, ya que todos tienen derecho a vivir, a tener un lugar dado por Dios en esta Tierra, y tenemos que respetar eso. Cuando lo hacemos, podemos continuar como una civilización.

La cultura y la civilización se complementan mutuamente. Una sociedad civilizada que es culta puede continuar sendo civilizada. Pero si miramos hoy al mundo, la clase de noticias que leemos… Siempre hay una nueva amenaza, un país atacando a otro, países que colapsan, economías que quiebran, gente sin alimentos, sin combustibles, sin medicamentos, incluso aquellos que son muy importantes. Se han cerrado escuelas por falta de electricidad y porque la gente no puede pagar la tarifa. Miren qué países.

Estamos en 2022, somos un mundo mucho más rico comparado con cien o mil años atrás. La ganancia neta anual del mundo en conjunto nunca ha sido tan enorme. Como mundo, nunca hemos ganado tanto dinero como hoy. Leí en un artículo que durante el Covid, en los últimos dos años, cada 30 horas se añadían mil millones de dólares a la riqueza mundial. Esto ocurría porque hay compañías farmacéuticas vendiendo medicamentos y vacunas. Además, las plataformas digitales, que difunden películas, etc., que se llaman OTT (over the top), se hacen súper ricas. En la época del Covid, la gente se sentaba en el sillón a ver videos hasta el hartazgo, en las OTT, y estas se hicieron súper ricas. Cuando vi la subasta de jugadores de críquet casi me desmayo y me caigo de la silla.

En una región sucede esto, y en otras hay países que colapsan, no hay alimentos, combustible ni medicamentos, no hay gobierno, y los criminales lo controlan todo. Ese es un lado del mundo. En el otro lado del mundo se ven guerras, mueren docenas de personas por día, se destruyen las casas, la gente es desplazada y no tienen adónde ir con sus niños. Tienen que comenzar de nuevo, si tienen la suerte de sobrevivir a la guerra.

Del otro lado, hay muchas opciones para el entretenimiento, encuentros deportivos que no son deportes de verdad, como fueron antes las Olimpíadas. Es solo entretenimiento. Las OTT son plataformas de entretenimiento, no son educativas ni científicas, yo diría que no son plataformas civilizadas, pero se están haciendo multimillonarias, súper ricas. Un partido representa mil millones de rupias en derechos de TV, derechos digitales, todo junto. ¿Es esta una sociedad civilizada? Esto es lo que quiero preguntar.

Sí, todos vestimos linda ropa, todos usamos calzado, ya no estamos trepados a los árboles, tenemos casas, tenemos coches para viajar, ya no montamos a caballo. Podemos hablar varios idiomas, usamos dispositivos digitales móviles, estamos conectados a internet. ¿Somos civilizados? ¿Puedo llamarnos civilizados de acuerdo a a la definición moderna de civilización? Hoy, el mundo tendría que ser más civilizado que nunca, si nos guiamos por la definición de los libros de texto. Porque no estamos sobre los árboles, no vivimos en la selva, no comemos alimentos crudos, no andamos desnudos. Tenemos casas, vestimenta, coches, somos educados, sabemos leer, escribir y matemáticas. ¿Debemos llamarnos civilizados? Esta es mi pregunta. ¿Es esta la cultura que conduce a una coexistencia armoniosa? Esta es mi pregunta.

En el subcontinente del África subsahariana, durante 3 años las lluvias han estado inundando a Kenia. Han llegado a un estado de hambruna. Con la guerra que hay en Ucrania y en Rusia se ha alterado la exportación de granos. En India hay gente pasando hambre. En África mueren de hambre, y esta es una historia de 50 años o más. ¿Por qué África todavía no pudo encontrar alimentación para sí misma? ¿Por qué sigue dependiendo de las dádivas de países ricos o de organizaciones? ¿Cómo en tantas décadas no han podido sustentarse solos, con tanto progreso material y tecnológico? Hay quienes están viendo el lado oculto de la luna, tratando de cavar en Marte, y en el otro lado hay gente que pasa hambre todos los días, incluso muriendo, no solo pasándola mal.

¿Es este un mundo civilizado? Esta es mi pregunta. ¿Es esto lo que llamamos un mundo civilizado? ¿Es esta sociedad la que se llama civilizada? ¿Es esto lo que se llama cultura?

No estoy interesado en esta clase de civilización. No estoy interesado en esta clase de cultura. Acepto que alguien no sepa usar cuchara, tenedor y cuchillo. Pero cuando los hijos no se preocupan por el bienestar de los demás, pienso si tienen cultura o no. No tienen cultura en absoluto. Acepto que los niños no tengan acceso a los programas de estudio de las universidades de la Ivy League (las 8 mejores de EE. UU.), ni se codeen con los así llamados “intelectuales” del mundo, pero no acepto que los chicos no puedan vivir juntos en armonia, sacrificándose unos por otros y haciendo que el mundo entero viva en armonía. Entonces, no somos civilizados.

Probablemente hace cientos de años éramos más civilizados, sin tener esos aparatos modernos, esas tecnologías, pero sin embargo nos preocupábamos unos por los otros. Aún hoy en día, en India lo primero que se pregunta es: “¿Deseas tomar té? ¿Has comido?”. Esto era un buen saludo. Alguien que venga de culturas así llamadas “cultas”, diría “¿qué clase de saludo es ese?”. “¿Has comido?” es preocuparse por el otro. Si ven a un anciano caminando muy fatigado, ¿no lo ayudarían? Eso es preocuparse, eso es la cultura de la India: preocuparse por todos. Preocuparse por los animales, preocuparse por los árboles, los ríos, las montañas. Pobres y ricos, todos se preocupaban unos por los otros. Esa era la cultura de los indios hace muchos siglos. La gente se preocupaba por los demás.

Pero perdimos eso por el camino. Se nos dijo que eso no era cultura, que la cultura significaba vestirse, ponerse zapatos, no caminar sin zapatos, sentarse en sillas ante mesas, hacer las cosas de determinada manera, eso era la cultura. La gente vestida con dhotis, kurtas, etc., no era culta. Pero era más culta que la mayoría en el mundo de hoy. Porque se preocupaban por el prójimo. Sabían que su existencia dependía de la existencia de todos los demás, no podían existir solos. Si todo se derrumba a tu alrededor, no puedes sobrevivir solo. En nuestras instituciones, el esfuerzo es por enseñar a los niños esta cultura, en primer lugar. Todo lo demás es externo, en cambio esto es lo básico. Esto conduce a un sentido de preocupación por aquellos que no tienen suficiente en la vida.

A menos que desarrollemos este tipo de cultura, no podremos sobrevivir como civilización; en algún momento nos atacaremos mutuamente, un país destruirá al otro, no con espadas, arcos y flechas. Pueden matar a muchísimas personas, con una sola bomba atómica pueden borrar del mapa a una nación. Basta un solo líder fanático, o egoísta y arrogante, que lance un misil o una bomba, y todo ha terminado. Cientos de años de trabajo duro de tanta gente, borrados en un segundo. Estamos al borde de ese desastre. Todos están vanagloriándose de su poderío nuclear y amenazándose. Esas son las noticias que leemos todos los días.

Al mismo tiempo, hay noticias de personas que caen en lo barato, y ponen muchísimo dinero en esas plataformas para entretenerse, para el disfrute de los sentidos, pasar un rato agradable, como se suele decir, y olvidar todo lo que ocurre a su alrededor. ¡Qué miope, qué limitado, qué poco profundo es este modo de pensar!  ¿Quién mira todos esos partidos? Toda la generación joven. No tengo nada contra el deporte, espero no recibir una notificación de la BCCI (organización del críquet en la India). Basta ver un partido para apreciar la locura en ese estadio. ¡Una locura! Y todos jóvenes, adolescentes que piden dinero prestado para ver eso. O jóvenes profesionales que se gastan la mitad de su salario en un solo partido. No tengo nada contra el deporte, sino contra la idea de que se puede ser así cuando a nuestro alrededor las cosas están tan mal.

Hay que ser muy egoísta para limitarse al entretenimiento. Si hubieran gastado ese dinero en mejorarse a sí mismos o a sus familias, me parecería bien. Pero solo en entretenimiento… Con ese dinero los jugadores de críquet son subastados como si fueran una mercancía. Esa no fue la razón por la que el deporte fue iniciado, en primer lugar. Fue para desarrollar la fraternidad, para desarrollar un sentimiento de hermandad y camaradería. Esa fue la idea con la que se lanzaron las olimpíadas. Hoy las cosas han llegado a este nivel. Creo que ellos necesitan ser educados en cuanto a cultura y civilización. Aquellos que se autotitulan cultos y civilizados y desprecian a un pobre aldeano, de donde hay mayor cantidad de aldeas en el mundo, es decir la India, y lo llaman inculto e incivilizado, ellos son los que necesitan una lección de cultura y civilización.

Nuestros estudiantes deben utilizar el discernimiento, deben comprender para qué nos estamos educando aquí. El entretenimiento está bien de vez en cuando, pero no a este costo. No con esta locura. Es absolutamente ridículo ver cómo esos jóvenes gastan su tiempo y sus recursos en cosas que son tan superficiales. No tienen ninguna profundidad en la vida. A menudo veo las noticias, y vi cómo unos peleaban en un juego de guerra. Aunque PubG es malo, la gente sigue sigue jugándolo. Un sujeto mató a su madre y ocultó el cadáver durante tres días en la casa, porque su madre le impedía jugar a PubG. Tiene 16 años de edad, la historia es de U.P. Después, está la historia del norte de Karnataka: unos amigos estaban jugando a un juego de video. Pelearon por algo del juego y se mataron unos a otros.

¿Adónde se encamina la sociedad? ¿Dónde está la cultura? ¿Es cultura usar un dispositivo móvil? ¿Es cultura jugar a un juego online? ¿Es cultura gastar millones en entretenimiento? Esa no es la cultura que buscamos. Me duele el corazón cuando veo adónde está yendo esta generación. Si esto avanza así, puedo imaginar qué va a ocurrir a continuación.

Aquí es donde nuestras instituciones tienen que jugar un gran papel. Aquí es donde nuestros estudiantes tienen que ponerse de pie y apartarse del resto, y defender sus convicciones. Ya he dicho cómo va a ser. No vamos a caer en algo tan barato. No aceptaremos ningún compromiso sobre nuestra cultura, bajo la presión de nuestros pares. Defenderemos los valores de nuestro sistema. Eso es muy importante.

Estamos redactando el “juramento de graduación”. La ceremonia de graduación será el 13 de julio y todos estamos emocionados por eso. Las nacientes universidades serán un paso gigantesco para nosotros. Tomamos el juramento hecho por otras de nuestras instituciones, y agregamos el juramento nacional. Se trata de proteger y promover la cultura de este país, y el bienestar del prójimo. Ese debe ser nuestro juramento. ¿Qué es la cultura? No solo los valores tradicionales de Veda, Nada y otros aspectos de la sociedad, sino también, y como lo más importante, preocuparnos por los demás. Es así como podemos sobrevivir y prosperar como civilización. De lo contrario, no se requerirá mucho tiempo para que nos destruyamos mutuamente.

Eso sería peor que los caníbales del pasado. No debemos involucionar hacia seres humanos con esa terrible mentalidad y hacia sociedades tan malas. Alguien tiene que atajar este cuchillo que está cayendo, y que es lo que se nos ha dado. Nadie quiere hacerlo. Si hablan un poco acerca de algo, hay un gran revuelo en los medios sociales: “¡Cómo pudiste decir eso!”. Que Dios no permita que alguien le cuente esto a la BCCI, porque yo sería famoso mañana mismo, en Twitter o en los medios sociales: “Hay un Babaji por ahí diciendo lo que se le antoja… ¡Qué sabrá de críquet!”.

No me preocupa que juguen al críquet. Hagan un partido que todo el mundo pueda disfrutar, en el que todos puedan marcar los tantos. No se cobraba la entrada, no era algo relevante en aquellos días. En un enorme estadio, los reyes solían organizar, se jugaba, todos miraban y todos se entretenían. En un ambiente de hermandad, todos venían, disfrutaban y regresaban. Por favor, organicen partidos así. Que todos disfruten del encuentro, no solo los ricos que pueden pagárselo. Háganlo así. Así es como pienso que la sociedad puede tener cultura.

¿Por qué digo estas cosas? ¿Por qué leemos el Bhagavad Gita y los Upanishads? ¿Por qué insistimos en la importancia de aprender música india, música devocional? ¿Por qué hablamos siempre de proyectos de servicio? Sin pausa, todo el tiempo. Para que algunos de estos valores se abran paso de algún modo hacia la consciencia de ustedes. Y cuando surja ese tiempo, cuando esas tentaciones traten de disuadirlos, de molestarlos, de distraerlos de este camino, entonces mis palabras resonarán en sus oídos. “No, esto no es lo que él esperaría de nosotros. Esto no es lo que nuestras instituciones quieren que seamos”. Debemos ser la cultura. Esto comienza con lo más básico: su vestimenta,su alimento, su palabra, su manera de caminar, el modo en que se conducen para aprender las tradiciones y los sistemas de valores de su familia, de la sociedad y del país.

Pero, por encima de todo, la idea de la preocupación por el prójimo, y por todo: por el agua, por los ríos, hoy hablábamos de rejuvenecer los ríos… Estas son nuestras charlas. Como indios, siempre nos hemos ocupado de esas cosas, no hay una necesidad especial de mencionar que debemos cuidar los árboles, debemos cuidar de los animales, de los ríos, montañas, etc. Esto es parte de nuestra cultura. Lo adoramos todo, porque todo proviene de Dios. Hoy estamos yendo a las así llamadas ideas antiguas. Una persona civilizada puede también  seguir las tendencias modernas. Sigan las tendencias modernas, porque serán útiles para todos, hagan todo lo moderno. Como él dijo, aprendan computación. Pero seamos conscientes de la caída de la cultura.

Aprendamos la tecnología que necesitamos aprender, pero recordemos cómo puede ser mal utilizada e incluso utilizada en contra de la idea misma de civilización. Aprendamos todos los conocimientos que se requieren. Sin embargo, debemos siempre deliberar, discernir si todo nuestro conocimiento es conocimiento culto o inculto. El conocimiento culto puede ser utilizado para mejorar el bienestar de todos. No sean incultos.

¿Qué importancia tiene obtener un premio Nobel? Einstein lamentó haber hallado la fórmula E=c2 porque eso llegó a ser la base de las bombas atómicas. Las primeras fueron arrojada sobre dos pueblos de Japón. Esa destrucción masiva fue lo que lamentaba Einstein, pensando que no tendría que haber revelado eso. Lo que trato de decir es que todo conocimiento, a menos que sea culto, es capaz de destruir civilizaciones. Y no queremos ver un mundo lleno de caos, lleno de dolor y sufrimiento, como está hoy.

Me lastima pensar que en la India misma, el número de personas que poseen más de mil millones ha aumentado, el número de empresas “unicornios” en la última década es muy alto, más de cien. Estas son las empresas que valen más de mil millones de dólares. Al mismo tiempo, hay gente que fue empujada a la pobreza durante el tiempo del Covid. Cada año está ingresando en la pobreza entre un 20 y un 21 por ciento de la población. Por un lado tenemos el producto bruto interno mundial creciendo a razón de miles de millones por año. Por el otro lado, un niño en Kenya sigue esperando su alimento, a la intemperie, esperando la muerte. El alimento no llegará. Allí están comiendo insectos.

¿Por qué nos comportamos así en el mundo? Vasudaiva kutumbakam, la idea de la civilización india, la idea de la coexistencia armoniosa. Vasudaiva Kutumbakam, “somos todos una gran familia”. ¿Quién va a hacer esto? ¿Quién va a tomar el toro por las astas? ¿Quién tendrá el valor de hacer esto? Esa es mi pregunta. Todos están luchando con sus problemas, despiertan y están llorando por sus problemas, quejándose de todo a su alrededor, y después regresan a su conducta de siempre. No hacen nada, solo se quejan. ¿Quién va a hacer algo acerca de esto? Es mi pregunta. No lo va a hacer ninguna gran organización, esto lo digo yo. Solo hablan y hablan, tienen congresos y cónclaves en los que proclaman nuevas políticas y escriben notas. Nada saldrá de todo ello.

Esta idea mía surgió después de haber leído tantas noticias negativas, y la negatividad surge del egoísmo de no preocuparse por lo que le sucede al vecino, y pensar que vamos a vivir para siempre mientras todos los vecinos mueren. Eso no va a ocurrir. La Rani luchó sin que ninguno de los otros reinos la apoyara. Porque no les importaba nada del reino vecino, que estaba en dificultades. Nosotros, como país, no nos preocupamos por los países que nos rodean. Igualmente, las familias no se preocupan por sus vecinos. Esta es la situación en que nos hallamos. A medida que pasa el tiempo, este mal se extiende cada vez más.

Es hora de detenerlo. Y eso solo puede suceder si los jóvenes, hombres y mujeres, se hacen cargo de esta idea de que tienen que traer esta nueva diferencia y cambio en el modo en que la gente piensa qué es la cultura y qué es la civilización, instalar un nuevo estándar, que no es nuevo, es un estándar muy antiguo. Lleven ese conocimiento a todas partes. Díganles esto a todos. Que el mundo sepa que esta es también una manera de vivir, una manera mejor de vivir. Todas las maneras que probaron fracasaron por completo.

Pero este modo de vida desinteresado, de vida culta, de vida con preocupación mutua, definitivamente hará salir al mundo de este desastre y les mostrará un camino mejor para civilizar a las personas. Esta es la responsabilidad que está sobre los hombros de ustedes. Y como muchachos y chicas que tienen mucho de sus vidas por delante, es su principal deber desarrollar la preocupación por todos, primero en el interior de cada uno, y después enseñarla a los demás a través de sus acciones. Si ustedes se hacen desinteresados, alguien cerca de ustedes se hará como son ustedes, y también se hará desinteresado. Así es como podemos extender la bondad en el mundo.

Nadie puede emitir un estatuto desde las Naciones Unidas: “Así es como nos vamos a convertir en buenos”. La gente ni siquiera va a leer el estatuto, si tampoco se conocen los valores constitucionales. El ministro Modi me decía que la gente al menos debería conocer los valores constitucionales. Olvidemos cualquier otra cosa, se ignora la constitución misma. Nadie conoce ni a nadie le importa el estatuto nacional. Pregunté a algunos “dime qué es el estatuto nacional”… una línea de aquí, otra línea de allá…

Tenemos que pensar en el cambio. Mahatma Gandhi dijo: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Yo lo estoy intentando, ustedes lo deben intentar, todos deben intentarlo. Ser ese cambio que queremos ver en el mundo. Ese cambio comienza con preocuparnos por el bienestar de todos, porque en el bienestar de todos reside todo el bienestar. No podemos vivir solos o aislados. El bienestar de todos es nuestro bienestar. Trabajen fuertemente unidos, todos en el mismo bote. No es posible sobrevivir si no sobreviven todos los demás. Lleguemos a ese carácter con el que podamos demostrar nuestra preocupación y también hacer algo por los demás.

Según nuestra capacidad, no les estoy pidiendo que inauguren hospitales y universidades como lo hacemos nosotros. Pero en cada palabra, en sus hogares, en sus hostales, en su barrio, comiencen allí. Desarrollen ese sentimiento. Algún día, con mucha más capacidad para hacer cosas más grandes, el mismo sistema de valores también los ayudará a ustedes. Esa institución sobrevivirá en esta cultura y estos valores. Trabajen en eso. Estén conscientes de lo que se espera de ustedes. Nunca lo tomen a la ligera. Esta oportunidad no le llega a todos. La oportunidad no solo de estudiar en una institución, sino la oportunidad de cambiar el curso de la humanidad, de cambiar las sociedades para siempre, cambiar el mundo para siempre. Algún revolucionario tiene que hcer esto alguna vez. En un siglo, a una persona le toca hacerlo. Ahora, esta es nuestra oportunidad.

Debemos estar a la altura de la ocasión, hacer lo que se requiere de nosotros. Realmente he puesto todas mis esperanzas en los jóvenes, muchachos y chicas de los diversos campus e instituciones, por supuesto teniendo como mentores a los mayores. Pero ellos tienen una larga vida por delante, mucho más que cualquiera de nosotros, y es responsabilidad de ellos conducir al mundo a ese Jardín del Edén que mencionan todos los grandes santos y sabios, pero que hasta la fecha no ha sido logrado. Esperamos que pueda ser logrado por los esfuerzos de ustedes, y esa es la razón por la que sigo hablando a los niños en los campus. Piensen desde este punto de vista.

En algunas instituciones no ven a las autoridades, o si las ven las ven a gran distancia. Aquí, me siento con los estudiantes año tras año, con los jóvenes, con los miembros de la Fundación, con los devotos, por todo el mundo. ¿Por qué lo hago? Porque hablo completamente en serio acerca de cambiar el mundo. No estoy bromeando, no estoy hablando por hablar. Soy totalmente serio y estoy realmente preocupado. Quiero cambiar el mundo para bien. Pero no puedo hacerlo solo. Por eso les enseño a ustedes, y a través de ustedes, cambiarán miles de personas más.

Escribí el otro día, sobre el programa de posgrado. Después, alguien me envió una nota, un simple cálculo matemático. “Entrenas a 21 estudiantes. Cada uno de ellos entrena a 21 estudiantes. Después, cada uno de ellos entrena a 21 estudiantes, y luego cada uno de estos entrena a otros 21 estudiantes”.

Se hace exponencial.

“En la cuarta generación tendrás más de 120.000 posgraduados, muchos más de los 60.000. Lo puedes lograr en la cuarta generación”.

Suena muy simple. Cada uno entrena a 21. Cada uno entrena a 21. Muy simple, ¿verdad? Si cada uno de los 21 muchachos de posgrado entrena a 21 más en el curso de su vida, en la cuarta generación tendrán más de 120.000. Pero le dije: David, el cálculo está bien, no hay nada erróneo en las matemáticas, lo hiciste bien. Pero cada uno de los 21 que tienen que entrenar a otros 21, tiene que  ser YO. Cada uno de ellos tiene que ser exactamente como soy yo. ¿Y qué hace falta para ser yo, ser como yo o ser yo? Ni siquiera “como yo”; ustedes tienen que ser “yo”. Tienen que ser completamente desinteresados, completamente comprometidos. Es así como podrán transformar a otros veintiuno. Y cada uno de ellos, a su vez, tienen que ser yo, para transformar a otros veintiuno.

Díganme cuántos están dispuestos a convertirse en yo. ¿Cuántos tienen el valor y el compromiso como para ser yo? Ya he relatado varias veces que muchos de  los muchachos posgraduados, enseguida después del examen, me pidieron “Swami, quiero ir a mi casa por tres días para ver a mis padres antes de regresar para incorporarme al Campus”. ¿Qué tengo que decirles? “Sí, sí, vayan a su casa y regresen para incorporarse al Campus”. Después les digo: “Posgraduados, ustedes tienen un hogar; ¿adónde voy yo? No tengo hogar. Si yo tuviera otro hogar, en un plan de reserva, un plan B, no estaría tan comprometido con esta misión. Si yo tuviera todavía puentes y naves disponibles para volver sobre mis pasos, no estaría comprometido con esta misión”.

Por eso, conté la historia de Tom, no se comporten como Tom, no trabajen en esta misión teniendo fuerzas que los esperan en la playa para regresar. Con un hogar esperándolos para que pasen las vacaciones. “Esto es todo, esta es toda la vida que tenemos. Esta es mi vida”. Cuando piensen así, habrán comenzado a hacerse como yo. “Las únicas dos personas que no pueden irse a su hogar somos mi perro y yo, porque no tenemos otro hogar aparte de este”. Todos tienen adonde ir, porque todos tienen un plan de reserva. Pónganse la mano en el corazón y díganme si no tienen un plan de reserva. Díganme que su cuenta bancaria está vacía como la mía. Díganme que no tienen ninguna propiedad. Díganme que no tienen relaciones, no tienen hogar ni tienen familia, como yo. Díganme que no tienen un segundo lugar adonde ir, como yo. Y entonces, díganme que están comprometidos con esta misión.

Todos tienen algunos puentes que aún no han quemado, y naves esperando en la playa, por si pierden la guerra y tienen que escapar. Si ustedes dejaron esas rutas de escape, no podrán cumplir esta misión. No serán uno de aquellos que pueden transformar a otros veintiuno. Se lo digo frontalmente con toda franqueza. Solo si se convierten en mí podrán transformar a otros veintiuno. ¿Por qué veintiuno? No solo veintiuno, veintiuno por dos, muchos, muchos más podrán transformar.

Según David, en cuatro generaciones superarán con exceso los 60.000, mucho más que eso. Tres generaciones, 9.000; cuatro generaciones, 190.000. Habremos superado los límites, pero cada uno tiene que ser como yo. No tener adónde ir, ningún otro lugar aparte de este. Ese es el tipo de compromiso de los que han llegado a ser como yo. Y esa persona, ya sea muchacho o chica, será capaz de transformar no solo a veintiuno, sino a cientos de personas, en el curso de su vida.

Solo les pido a ustedes que tengan ese valor, que tengan ese compromiso de ser así. Si lo tienen, estoy totalmente seguro de que no se necesitrarán cuatro generaciones; en dos generaciones transformaremos el mundo. Pero necesito más y más personas de mi clase. Lo digo completamente en serio. Hablo mucho de esto, he dado muchas lindas charlas motivacionales. Las oyen y después se retiran con “qué buena charla”. Pero todas estas charlas tienen que convertirse en acción. Las palabras sin acción no sirven de nada. Esto es conocimiento que tiene que transformarse en acción en algún momento.  Ustedes son jóvenes, pero llegará un momento en su vida en que no haya ningún lugar adonde ir y nada más que hacer que seguirme a mí.

Cuando se comprometan con esta misión completamente, ciento por ciento, entonces será cuando cada uno de ustedes se convertirá en mí, y cada uno de ustedes tendrá el poder de transformar a los demás.

Cuenten sus naves y sus puentes, antes de decirme que vienen a incorporarse a esta misión. Si me dicen que ya no tienen más naves ni más puentes para retroceder, sabré que están en la misión. Entonces, de hecho, ustedes serán la misión. Hasta entonces, solo están trabajando para la misión. Eso no será suficiente.

Piensen en lo que estoy diciendo. Si nosotros no lo hacemos, nadie más en el mundo lo hará. No lo harán las más grandes organizaciones, ni el país más grande, ni el presidente más poderoso, nadie podrá lograr esto. Tiene que ser logrado por personas simples como nosotros, que tengan muchísimo compromiso con esta causa.

¿Está bien? ¿Comprenden lo que estoy diciendo? (Aclamación) Vayan y contemplen en esto: “Esto es lo que él espera de nosotros, esto es lo que el país espera de nosotros, esto es lo que se espera de nosotros si queremos cambiar el mundo para bien, dejar un mundo mejor que el que heredamos de nuestros ancestros, de todos los modos posibles”.

Si quieren hacer esto, esta es la ocasión de levantarse. Y les diré que es un honor serle útil al mundo. Es un privilegio que se nos ha dado. Por eso, en el darshan la gente pregunta: “¿Puede incorporarse mi hermano, puede incorporarse mi hermana?”. Sé que no es para todos. Nadie puede incorporarse así como así, y comenzar a trabajar para esta misión. Eso no va a ocurrir.

No se limiten a trabajar para la misión. Que su vida se convierta en una misión. No sean misioneros, conviértanse en la misión. Vivan, lean, coman, hablen, solamente de esto. Si esto ocurre, no llevará cuatro generaciones, David. En dos generaciones, incluso antes de que yo cierre los ojos por última vez, habremos visto un mundo cambiado. Sin embargo, no puedo asegurárselo a ustedes, porque depende. Cincuenta años son suficientes. Dénme cincuenta años, y dénme personas comprometidas; el mundo será diferente de lo que es hoy. Y lo haremos sin una multitud (Aplausos)

La responsabilidad recae sobre nosotros. Estemos a la altura de las circunstancias. No nos dejemos dominar por el temor, como cobardes. Tengamos corazones valientes, que se hagan cargo de lo que hay que hacer en este momento. Eso es lo que creará el camino para un mundo mejor para nuestros hijos y nietos y las generaciones futuras, que serán mejores gracias a nuestra inspiración.

Piensen así. Bendiciones a todos ustedes. Que podamos estar siempre conscientes de este gran honor de ser de ayuda y de utilidad para el mundo. Sean ese cambio, que comienza en sus pequeñas rutinas cotidianas, en las pequeñas cosas de la vida. Comiencen allí. (Aplausos)

* * *