LOS CHAKRAS Y EL CAMINO DE LA ASCENSIÓN EN EL SANATANA DHARMA por Sadguru Sri Madhusudan Sai

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Acabamos de celebrar el festival de Makara Sankranti, que representa el movimiento del sol hacia el norte, desde el hemisferio sur hacia el hemisferio norte, al comenzar el semestre sagrado de uttarāyaṇa. En general, y también en nuestra cultura, el movimiento hacia el norte o hacia arriba se considera auspicioso y progresivo. Incluso en el lenguaje habitual, utilizamos frases como «escalar en la empresa» o «ascender en el puesto» o «ascender en la jerarquía». En lo que respecta a nuestro cuerpo, también existe una progresión en el camino espiritual, en el que nos movemos hacia arriba a través de un sistema muy sutil de puntos de energía llamados chakras.

El cuerpo burdo, físico o biológico, no es el único cuerpo que poseemos. También tenemos un cuerpo sutil, que es el cuerpo energético, y luego el cuerpo causal, que es el que carece de atributos. El sistema de pañca kośa o cinco envolturas explica cómo cada uno de estos cuerpos que poseemos está interrelacionado. El cuerpo burdo o sthūla śarīra está formado por los cinco elementos o pañca mahā bhūta y está investido de facultades que son energizadas por el prāṇa o fuerza vital de energía, que forma el prāṇamaya kośa (envoltura de energía). Una vez que el prāṇa sale del cuerpo, deja atrás un cadáver, mientras se fusiona en el más elevado manomaya o envoltura de manas (la mente) que ahora se aleja del cuerpo burdo muerto, junto con todos sus recuerdos, impresiones, emociones, experiencias, etc. Esta mente junto con prāṇa y vijñānamaya kośa (la envoltura de la inteligencia intrínseca) forman el cuerpo sutil. Más allá está ānandamaya kośa o cuerpo causal, que no tiene atributos sino que es solo pura bienaventuranza. Una vez que un jīva o individuo trasciende la mente y el cuerpo sutil, existe solo como conciencia pura y bienaventuranza, en la forma causal.

¿Por qué es importante que conozcamos los cuerpos burdo, sutil y causal, y el modo en que funcionan? Porque el proceso de trascender los cuerpos burdo y sutil y alcanzar el unísono con el cuerpo causal es el camino hacia la ascensión, en nuestra filosofía espiritual. Del mismo modo en que haciendo ejercicio uno puede superar sus limitaciones físicas, como la resistencia y la fuerza, también puede superar la mente y sus caprichos, a través del proceso de meditación.

Entre los pañca kośa, de los que hemos hablado, prāṇamaya kośa es el segundo después del cuerpo burdo o annamaya kośa. Prāṇa es la energía que anima el cuerpo físico, así como las actividades mentales. Como sabemos, prāṇa es de cinco clases y se hace disponible y accesible al emprender esfuerzos para aprovecharla. Esta única energía (prāṇa) se encuentra en los siete asientos de los chakras de energía, y cada uno de ellos es responsable de una determinada actividad, ya sea física o mental. Este sistema de siete chakras es la clave de todo lo que hacemos en los planos físico y mental.

Conozcámoslos:

El chakra que se encuentra en el punto más bajo del cuerpo se llama mūlādhara chakra, el chakra raíz. Este chakra almacena la energía necesaria para nuestras funciones de excreción y expulsión. Está presente en la parte inferior de nuestra columna vertebral, en el extremo más bajo de nuestro cuerpo, cerca de la ingle, entre las piernas. Cuando la mayor parte de nuestra energía se concentra aquí, tendemos a dedicarnos a los instintos basales de excreción y reproducción. El prāṇa vāyu que habilita este chakra se llama apāna, el que se mueve de arriba hacia abajo.

El siguiente es svādhishhāna chakra, que se sitúa entre el ombligo y la ingle. La energía contenida aquí es en gran parte responsable de la digestión y la asimilación de nutrientes, lo que permite el metabolismo. Esta función también es de naturaleza basal y la necesitan tanto los animales como los seres humanos. Esto también es energizado por el apāna vāyu.

El siguiente es maṇipūraka chakra, que fomenta la causa de la gestión de las funciones del cuerpo inferior y superior, y la coordinación entre la respiración, la circulación, la digestión y la excreción. Aquí está presente la energía de samāna vāyu, que equilibra todos estos aspectos. El ombligo es la sede de este vāyu. Mientras estamos en el vientre de nuestra madre, recibimos todos nuestros nutrientes por el ombligo, a través del cordón umbilical, los cuales se distribuyen para todas las funciones vitales del cuerpo.

El siguiente chakra es anāhata y se encuentra donde está el corazón, en medio de los pulmones y justo encima del diafragma. Este centro de energía está gobernado por vyāna vāyu, que permite el movimiento de todos los miembros y las funciones de todos los órganos. Este centro es extremadamente poderoso; si se aprovecha para controlar las emociones, ayuda a estabilizar la mente. Al igual que el vyāna vāyu estabiliza la fuerza vital que se mueve por todas partes. Por eso somos capaces de utilizar perfectamente nuestros miembros, sin ningún desequilibrio ni déficit.

El siguiente chakra, viṣuddha, está situado más arriba, en la parte inferior de la garganta; nos permite hablar y también exhalar. El vāyu rector es udāna vāyu, la fuerza vital que se mueve hacia arriba. Udāna vāyu es responsable del movimiento del prāṇa hacia arriba, hacia las facultades superiores de pensar, hablar y hacer. Esto hace que uno sea capaz de expresarse articuladamente, e incluso poéticamente.

El siguiente y sexto chakra en esta secuencia ascendente es ājñeya. Este se encuentra entre las cejas y está en línea con la glándula pineal, que se asienta entre las dos mitades del cerebro. Este chakra es extremadamente poderoso y está gobernado por mukhya prāṇa vāyu. Aprovecharlo puede conducir a la percepción extrasensorial y, por ello, también se conoce como el tercer ojo, que ve más allá de lo físico. Muchos dioses se representan con el tercer ojo abierto, para sugerir su capacidad de utilizar este centro y poseer poderes más allá de lo ordinario.

El último chakra es el sahasrāra, que gobierna la experiencia suprema de la bienaventuranza. Está situado en la coronilla y gobernado también por mukhya prāṇa vāyu. Este chakra está representado por un loto de mil pétalos, que simboliza el florecimiento de las propias capacidades espirituales. Esta es la puerta de entrada a la experiencia del cuerpo causal, que ocurre después de trascender las experiencias de los cuerpos burdo y sutil. La experiencia yóguica de la apertura del loto o la culminación de los esfuerzos por alcanzar este centro y aprovechar su energía se suele denominar Autorrealización, que consiste en permanecer en la experiencia de la consciencia como existencia pura, sin atributos. Este estado también se denomina sat-chit-ānanda.

Habiendo aprendido este sistema, vamos a aprender cómo ir ascendiendo por estos centros de energía de menor a mayor, hasta que alcancemos el estado más elevado de sat-chit-ānanda la culminación de nuestro viaje espiritual. Los siete chakras están conectados a través de un canal de energía conocido como el suṣumna nāḍī, en la parte inferior del cual se encuentra el kuṇḍalinī śakti, a menudo representado como una serpiente enroscada en la base de la columna vertebral, donde reside el mūlādhara, el más bajo de todos los chakras. Este canal o camino central único de energía está flanqueado por otros dos canales llamados īḍa y piṅgala, siendo īḍa la energía que activa la parte izquierda del cuerpo y piṅgala la que activa la parte derecha del cuerpo. Un equilibrio de ambas puede ayudar a elevar la energía kuṇḍalinī a través del canal central, chakra por chakra. Por lo tanto, la necesidad es equilibrar īḍa y piṅ gala para elevar la kuṇḍalinī.

Muchos sādhanās han sido prescriptos por diferentes maestros, como kriyā yoga, haṭha yoga, laya yoga, etc., para lograr esto. Todos ellos requieren la práctica rigurosa de ciertas posturas físicas yóguicas y disciplinas mentales. El objetivo es adquirir la capacidad de elevar la kuṇḍalinī śakti hasta que alcance el chakra superior, sahasrāra, y permanezca allí. Se puede comparar este proceso, a grandes rasgos, con el de bombear agua o aire contra la gravedad a través de una tubería vertical. Se necesitaría una presión adecuada para hacerlo, y eso solo es posible si no hay filtraciones en la tubería y ésta se encuentra recta y en posición vertical. Las posturas yóguicas o āsanas que nos ayudan a mantener la columna recta están dirigidas a lograr esto. Los bandhas y las técnicas de respiración prāṇayāma se realizan solo para que la columna vertebral esté erguida y a prueba de filtraciones. Las austeridades como la continencia, el ayuno, el silencio y la mínima actividad tanto física como mental, están destinadas a preservar todos los prāṇas que gobiernan los diversos chakras, de modo que se almacene suficiente energía y se acumule fuerza para elevar el kuṇḍalinī al chakra más elevado, sin disiparse en el camino por falta de intensidad.

Muchos textos como patanjali yoga sūtras, haṭha yoga pradīpika, yoga kuṇḍalinī upaniṣad y algunos purāṇas, como varāha purāṇa, hablan de estos conceptos y prácticas. Mi gurú, Bhagawan Sri Sathya Sai Baba, me dijo que practicara austeridades físicas y mentales antes de enseñarme cómo hacer que la energía kuṇḍalinī ascienda a través de los chakras. No solo eso, también me enseñó cómo mantener esa energía en diferentes chakras en el camino hacia arriba para aprovechar sus poderes para diferentes propósitos, incluyendo el chakra ājñeya para la percepción extrasensorial. Al mismo tiempo, advirtió que estas experiencias no debían distraerme del objetivo final de elevar y estacionar toda la energía en sahasrāra, toda vez que fuera necesario.

Ese estado de bienaventuranza es extremadamente embriagador; sin embargo, tenemos una misión de servicio que ejecutar, que alimenta a diez millones de niños en las escuelas, trata a miles de pacientes todos los días, y educa a miles de niños y niñas, todo de forma gratuita. Así que no es posible permanecer todo el tiempo en el estado más elevado, sin ninguna actividad, De todos modos, a través de esta práctica se puede acceder a ese estado, como y cuando se lo necesite. Lo bueno de este conocimiento es que ¡una vez adquirido, nunca se pierde! Es como el de montar en bicicleta; una vez aprendido, persiste para toda la vida; en este caso, el conocimiento ¡persiste durante muchas vidas! Pero uno debe usar este conocimiento solo para ayudar a otros a evolucionar, lo cual es el mejor uso de nuestras capacidades espirituales.

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