Mi Jornada Interior – Religión, Servicio y Espiritualidad – Un viaje sucesivo por Jorge Luis Berra

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Mi Jornada Interior – Religión, Servicio y Espiritualidad – Un viaje sucesivo

por Jorge Luis Berra

El Dr. Jorge Luis Berra es médico de Argentina, MD en Pediatría y Medicina Familiar también. Junto a su esposa Rosana Molho son seguidores de Sathya Sai Baba desde 1987. El Dr. Berra comenzó a trabajar con Ayurveda en 1990 y ambos dictan cursos universitarios de Ayurveda desde el 2000. Siguiendo las instrucciones de Swami, iniciaron en 2017 la Fundación Sai Prema y establecieron el Ashram Amor y Paz en Escobar cerca de la ciudad de Buenos Aires en 2018. Sus vidas están dedicadas a servir a Swami y a las personas necesitadas, siendo instrumentos para propagar Su mensaje en Argentina y América Latina.
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Nací en una familia católica y practicante. Tuvo mucho impacto también la escuela a la cual concurrí. En ambos lugares, mi familia y la escuela, aprendí la importancia del servicio. En mi adolescencia muchos hablaban de la experiencia de escuchar a Dios. A pesar de que me esforzaba, eso no lo podía concretar. Recuerdo que en una ocasión, en un taller de religión, mostraron distintas fotos para señalar dónde estaba Dios.Yo seleccioné una donde había muchas personas, ya que como no podía escucharlo para mí Dios estaba en la gente.

En determinado momento tuve la convicción que Dios existía pero tenía muchas dudas acerca de la religión. Decidí que era un tema muy importante al que en alguna ocasion de mi vida, pero más adelante, me iba a dedicar. En los siguientes 10 años me gradué de médico y realicé la residencia y la especialización en pediatría.
Con mi esposa Rosana decidimos volcar nuestras energías de servicio participando activamente en los Organismos de Derechos Humanos que estaban realizando una tarea relevante. Mientras Rosana ayudaba como psicóloga a personas que habían sufrido violaciones de los derechos humanos, yo participé en la identificación genética de los niños desaparecidos por la dictadura militar que había asolado nuestro país. Al mismo tiempo comencé a asistir a niños víctimas de abuso físico y sexual.

Tiempo más tarde, en el año 1987, Rosana supo acerca de Sathya Sai Baba y empezó a involucrarse en las tareas de servicio y las actividades devocionales.Tengo que reconocer que miré con mucha desconfianza al movimiento Sai, pensando que podía ser una secta.
Luego de pocos meses y de varios milagros que me llamaron poderosamente la atención, me planteé lo siguiente: siempre había dicho que de haber vivido en los tiempos de Jesús hubiera dejado todo y lo habria ido a ver siguiendo sus pasos. Mencionaban que Sathya Sai Baba realizaba milagros semejantes a los de Jesús. Entonces decidimos conocerlo personalmente en enero de 1989.
Ese viaje, que fue el comienzo de una nueva etapa en nuestra vida, lo hicimos junto con nuestra pequeña hija Alma que entonces tenía tres años. Luego de un intenso proceso interno, atravesado por las dudas de una mente científica, llegué a la absoluta conclusión interna de que Dios existe y que Sathya Sai Baba era una Encarnación Divina.Y por esa razón, a partir de ese momento, decidimos entregar nuestras vidas a Su servicio y al servicio de la humanidad guiados por Sus nobles principios.

Desde entonces Sai Baba fue inspiración y guía en nuestra vida personal y familiar. La religión se transformó en espiritualidad. Junto con Rosana trabajamos intensamente difundiendo Su mensaje y llevando a cabo acciones de servicio, por ejemplo Sai Medicare, atendiendo comedores, servicio en hospitales, etc. tanto en Argentina como en Latinoamérica.
Las distintas tareas de servicio que realizamos nos fueron acercando a las preguntas ¿quién soy yo? y ¿para qué estamos en este mundo? Con gestos muy simples y a veces también con una sola palabra, Swami me demostró que sabía y conocía toda mi vida y también lo que ocurría dentro de mí.
El contacto con Sathya Sai Baba me hizo sentir profundamente que estaba vivo, que la vida tenía un propósito y que había cuestiones fundamentales que había que indagar. Cuando me preguntaban quién es Sai Baba, respondía que Él es un misterio, un hermoso y profundo misterio que no podía llegar a resolver pero que iluminaba mi vida.

También orientó decididamente nuestro trabajo profesional, en mi caso incluyendo el Ayurveda y en el de Rosana agregando la dimensión trascendental en el trabajo psicoterapéutico. Un pequeño toque de Su mano bendiciendo un proyecto abrió las puertas e hizo posible que en el año 2000 dictáramos el primer curso de posgrado de Medicina Ayurveda en una universidad pública de Occidente. El estudio y el trabajo con el Ayurveda nos permitió unir la ciencia y la conciencia. El mayor regalo en el dictado de los cursos de Ayurveda ha sido ver como los médicos, al contactarse con la sabiduría de esta medicina milenaria, se reconectan con la vocación de servicio que los llevó a estudiar medicina. Su gracia y bendiciones mediante, nos permitieron establecer lazos con las instituciones ayurvédicas más calificadas e, incluso, que fuera nombrado experto de la OMS para la escritura de los estándares del Ayurveda.

Cuando Sathya Sai Baba por propia voluntad dejó Su cuerpo, pareció que el mundo perdía parte de su brillo, pero al mismo tiempo estuvo la absoluta convicción que ahora nos tocaba a nosotros. En ningún momento tuvimos necesidad de buscar un reemplazo a Su figura. Simplemente era el tiempo de aplicar con más intensidad Su mensaje.

En la Navidad de 2014 escuchamos hablar que Sai estaba presente en Su forma Sutil.Tuvimos la percepción, incluso corporal, que esa nueva forma de manifestarse era absolutamente cierta. Aprovechando un viaje profesional que tenía que realizar a India, al que se unió Rosana por solo cuatro días y tres noches, tuvimos el regalo de poder estar en Su presencia y confirmar sin lugar a dudas que Swami se estaba comunicando a través de este joven llamado Madhusudan. En ese encuentro, nos dijo que al año siguiente vendría a la Argentina y se alojaría en nuestra casa.

Luego de una serie de prodigios, Su palabra se cumplió y en octubre de 2016 realizó Su primera visita a nuestro pais alojándose en una casa que habíamos alquilado especialmente. Para nuestra gran sorpresa, en una entrevista con Rosana y nuestra familia, nos dio la indicación de abrir un Ashram. Rosana tiempo atrás había visto una propiedad, que entonces pensó podía servir para un ashram. Swami dijo en esta misma entrevista que esa ráfaga de pensamiento era cierta y que esa era la propiedad sin nunca haberla visto, y la describió detalladamente sin que nosotros tampoco la hubiésemos conocido aún por dentro. Al año siguiente volvió a alojarse en nuestra casa y visitó la propiedad del futuro ashram. En el encuentro público anunció que para el año venidero estaría inaugurando el Ashram en la Argentina en ese lugar. Para nuestra sorpresa, en el encuentro estaban los propietarios con los que todavía no habíamos siquiera comenzado las gestiones de una posible compra.

A fin de adquirir la propiedad tuvimos que conformar una Fundación, que en nuestro país toma mucho tiempo de tramitaciones. Sai nos anunció que la Fundación estaría habilitada antes de que Él visitara Argentina nuevamente. El mismo día que Swami y Su comitiva estaban viajando y cruzando el Atlántico las autoridades del país, sin ninguna gestión especial nuestra, firmaron la habilitación de la Fundación. La compra del Ashram excedía nuestras posibilidades pero se logró por Su gracia y el aporte de los devotos de Argentina.
En otro viaje nos dio la indicación de construir un Hall para 400 personas. A pesar de numerosas trabas para la habilitación, la pandemia y las serias dificultades económicas, en Su última visita de abril de 2023 Sri Madhusudan Sai inauguró el Hall en un evento multirreligioso.

En el primer viaje a la Argentina, mientras conducía el coche llevando a Swami para una reunión, estábamos hablando de una actividad que me estaba indicando y yo le dije “Muy bien, yo lo haré”. Inmediatamente me di cuenta de que era un error y me rectifiqué “Tu lo harás”. Con suma amabilidad y dulzura, Él me corrigió asegurando “Nosotros lo haremos”. Una de las muchas cosas que he aprendido en este viaje es que en el camino espiritual, trabajando en el mundo y en nuestra transformacion, somos capaces de muchas más cosas de las que pensamos porque Dios está con nosotros.

Con mi familia y el colegio aprendí la práctica del servicio; a través de mi contacto con Sathya Sai Baba tuve la seguridad de la existencia de Dios; y en mi relación con Sadguru Sri Madhusudan Sai tengo la certeza de que podemos lograr la iluminación en esta vida humana. Esa es la tarea que debemos realizar en este momento.

Fuente: Publicado por Vasudhaiva Kutumbakam Numero 26, Mayo 2023 (Boletin Global Mensual)