EL NACIMIENTO ES DOLOROSO, LA VIDA ES INCIERTA Y LA MUERTE ESTA LLENA DE PESAR – por Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

      Comentarios desactivados en EL NACIMIENTO ES DOLOROSO, LA VIDA ES INCIERTA Y LA MUERTE ESTA LLENA DE PESAR – por Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

EL NACIMIENTO ES DOLOROSO, LA VIDA ES INCIERTA Y LA MUERTE ESTA LLENA DE PESAR

por Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

Buda Gautama, con una firme determinación y mucha
penitencia, fue capaz de alcanzar el estado de iluminación.
Un día, tras enterarse de que Buda pedía
limosna, su padre le envió este mensaje: “Oh, hijo mío, tu abuelo era un rey, tu padre es un rey y tú también eres rey. He oído que tú, un rey,
proveniente de tan noble linaje, has estado mendigando por
tu comida. No hay escasez de propiedad o riqueza en
este reino. No hay carencia de ningún lujo.
Puedes tener todo lo que desees. Estoy sufriendo un dolor indecible
sabiendo que tú, que puedes disfrutar de todos los lujos y
comodidades del palacio de un rey, te has puesto a mendigar,
y que yaces en el duro suelo viviendo una
incómoda vida de mendigo. Por favor, vuelve al palacio.Te daré la bienvenida y haré todos los arreglos para tu regreso. El reino mismo será tuyo”.

Buda, que escuchó todas estas cosas con total desapego,
respondió a la persona que le había traído el mensaje: “Por favor, dile al rey: ‘Sí, mi abuelo fue un rey. Mi padre es rey, y yo también fui rey.
Pero ahora he renunciado a este mundo. Y creo que mis verdaderos
padres son renunciantes y que mis verdaderos antepasados son
también renunciantes. Si quieres que regrese, debes responder primero a estas preguntas: ¿Tienes el poder de
salvarme de la muerte? ¿Puedes alejar las enfermedades
y garantizarme una buena salud? ¿Tienes la capacidad de prevenir que la
vejez y la senilidad desciendan sobre mi?
¿Tienes el poder de librarme
de todos estos males? Si puedes darme las
respuestas correctas a estas preguntas, entonces volveré al palacio”.

Buda vio que el nacimiento era doloroso, que la vida
era incierta y que el final también estaba lleno de pesar. Respondió a su padre de la manera correcta.
Después de haber visto todas las aflicciones de la vida y de ver sufrir a tanta gente, no podía seguir
en la ignorancia y la ilusión,
hubiera sido una locura. La vida de Buda puede servir de importante
lección para ustedes. En el tiempo limitado que se les ha dado, tienen que
realizar su autentica naturaleza. Ese es el verdadero objetivo de
la vida humana. Tu cuerpo está compuesto de los cinco elementos,
y algún día va a perecer. El morador de tu cuerpo es la única entidad permanente. Cuando indagues
en la verdad, te darás cuenta de que no hay nada como la vejez y no hay nada como la muerte para el
residente interno. Si pudieras comprender que este morador interno,
que es tu propia realidad, es la divinidad misma en
toda su plenitud, entonces conocerás la verdad y
disfrutarás de una paz infinita.

• El Campo y el Conocedor del Campo

Otra forma en que el divino maestro hablaba del cuerpo
y de su morador, era en términos del campo y el conocedor del campo. Por “conocedor” se entiende aquel
que es consciente y lleno del más alto conocimiento,
mientras que el “campo” carece de tal conciencia y
conocimiento. ¿Qué es este campo que está desprovisto del
conocimiento más elevado? Es el cuerpo con sus aspectos
sutiles; es la morada del Señor. Sabed que el Señor, que posee todo
conocimiento y sabiduría, reside en este campo del
cuerpo. Es Su residencia aquí en la tierra.
En tu vida cotidiana, te refieres a tu cuerpo como mi
cuerpo. En otras palabras, reconoces que tú no eres
el cuerpo, sino que este cuerpo es tuyo; te pertenece.
Del mismo modo, el morador interno considera que no es
el campo, sino que el campo le pertenece.
Cuando dices “esto es mío”, estás declarando que tú y el objeto son diferentes.
Cuando afirmas: “este es mi
pañuelo”, estás indicando que tú y el objeto son distintos, el pañuelo es algo diferente de ti.
Cuando dices “éste es mi cuerpo”, significa que tú eres
distinto de tu cuerpo. Del mismo modo, cuando el Señor
declara que el campo es suyo, entonces es libre de cederlo
cuando lo desee.
El cuerpo te es dado para que
te des cuenta de quién eres realmente, para
reconocer al “morador interno”. Sin cuerpo
no podrías hacerlo; no podrías
realizar ninguna actividad ni seguir ningún camino espiritual. Todo
tu trabajo, tanto mundano como espiritual, sólo puede tener lugar
con la ayuda del cuerpo. El cuerpo consta
de 20 principios; estos son los cinco órganos de percepción,
los cinco órganos de actividad, los cinco aires vitales y las cinco
envolturas. Si a esto añadimos la mente inferior, el
poder de discriminación, la sede de los sentimientos
y la recordacion en el corazón, y el ego, junto con el Yo residente, entonces el total asciende a 25 principios
que componen un individuo. Este conocimiento del
cuerpo y del espíritu residente se relaciona con el camino de la
sabiduría.

• El mundo entero es ilusión

Los necios que nacen en la ilusión y crecen en la ilusión, nunca reconocen la ilusión por lo que es. El mundo entero es ilusión, todos los apegos son
ilusión, la vida familiar es ilusión, la muerte es ilusión,
todo lo que ves y piensas es ilusión. Esta vida
es una ilusión. ¿Dónde se encuentran ahora todos esos reyes y emperadores que estaban tan orgullosos de sus logros?
Todos han sido aplastados por la rueda del tiempo.
Días, meses, años y eras se han fundido unos en otros. El tiempo es un flujo continuo, y en este todo y todos, cada objeto y cada persona esta siendo arrastrada. Una cosa que
está siendo arrastrada por el flujo del tiempo no puede
convertirse en el soporte de otra que también lo está siendo.
¿Quién puede salvar a quién? La única entidad permanente
que no es arrastrada por el tiempo y que
puede ocuparse de todo, es el Señor. Sólo Él puede proteger a todos. Él es el banco estable para este río interminable del tiempo. Aférrate a El. Este es
el secreto de la vida. Esa es la marca de un
verdadero ser humano. Creer en el Señor y no
en el mundo, esa es la forma correcta de vivir
tu vida y disfrutarla. Recuerda siempre estos
tres principios:

– En primer lugar, no olvides al Señor;
– En segundo lugar, no creas en el
mundo;
– Y en tercer lugar, nunca tengas miedo de la
muerte.

Estos son los tres principios rectores para toda la humanidad.
En el Gita encontrarán 64 cualidades dadas como los
atributos de un verdadero devoto. Es imposible que un
individuo tenga todos estos atributos. Si pueden practicar
uno o dos de ellos es suficiente.Tengan fe firme en el Señor. Una vez que hayan desarrollado una fe profunda
no necesitan nada más. En una caja de cerillas
puede haber 50 cerillas. Si quieres fuego, puedes
encender una. Será suficiente. No es necesario emplear
las 50 cerillas. Del mismo modo, de los 64
atributos, si un solo atributo es practicado
a la perfección, será suficiente. El atributo mas importante es el amor desinteresado.
Swami ha dicho a menudo: “El amor es Dios y Dios es amor. Vive en
amor”. Si vives en el amor y te sumerges
en la divinidad, el Señor se encargará de
todo en tu vida. Krishna le dijo a Arjuna,
“Cuando tengas completa fe en Mí, cuando estés lleno de
devoción y me lo dejes todo a Mí, me serás muy querido”.

• Los cuatro tipos de devotos

La verdadera devoción no se refiere únicamente a la realización
de diversos rituales religiosos como cantar canciones devocionales,
repetir conjuros, participar en oraciones silenciosas o comunitarias o sentarse a meditar. La devoción se refiere a
una fe profunda e inquebrantable en el Señor. Hay cuatro tipos de devotos: los que buscan bendiciones para aliviar su
sufrimiento; los que buscan bendiciones para
una vida plena y feliz; los indagadores del significado profundo de la vida;
y los conocedores de la sabiduría espiritual más elevada.
El primer tipo es el que reza al Señor cuando se encuentra en dificultades o atraviesa pruebas y tribulaciones. Es sólo en tales tiempos
cuando piensa en el Señor y lo adora.

El segundo tipo es el que suplica al Señor por las bendiciones de riqueza, posición y poder. Reza al Señor por progenie y larga vida y anhela conseguir casas,
propiedades, ganado, oro, joyas y cosas así para servir a sus semejantes.
La mayoría de la gente anhela las bendiciones del mundo, sin darse cuenta de que la verdadera riqueza es la sabiduría,
que la joya más valiosa es estar inmerso en el amor de Dios. Están ansiosos por adquirir
objetos mundanos, pero no comprenden el sentido sutil y el profundo significado de todos estos símbolos externos de la riqueza mundana.

El tercer tipo de devoto está siempre ocupado en la indagación de la
verdad. Constantemente busca saber: “¿Dónde está Dios? ¿Quién es Dios?
¿Cómo puedo llegar a Dios?
¿Cuál es mi relación con Dios? ¿Quién soy yo?
Se involucra en todas estas preguntas para obtener
conocimiento espiritual. En primer lugar, debes intentar hallar
¿Quién soy? ¿De dónde viene este mundo?
¿Cuál es mi meta? Reflexionen sobre estas tres importantes cuestiones e intenten comprenderlas. Acerquense
a grandes personas, escuchen sus enseñanzas
y estudien las escrituras sagradas. A través de este
proceso, el conocimiento indirecto se convierte en
directo, ya que las enseñanzas que han escuchado y estudiado
se convierten en su experiencia interior directa.

Finalmente, cuando han absorbido por completo las
enseñanzas dentro de ustedes, dejan esta etapa y se transforman en el cuarto tipo de devoto, el más alto conocedor de la verdad, el que esta asentado en la sabiduría.
Esta sabiduría es el verdadero conocimiento
espiritual, el conocimiento trascendental.
Se refiere a la experiencia de la unidad, la experiencia
del Uno sin segundo.

Morar sólo en las cosas externas les causará
un dolor sin fin. Si basan sus experiencias en el conocimiento mundano, tendrán que sufrir las reacciones
que resultan de este conocimiento. Por ejemplo,
supón que golpeas una mesa con mucha fuerza y te sientes
orgulloso al hacerlo. Puedes presumir de ello. Pero, inmediatamente después, para tu consternación,
descubres que el objeto te ha devuelto el golpe con la misma
intensidad y acabas igualmente herido.
En el conocimiento del mundo siempre habrá esta respuesta. Hagas lo que hagas, reaccionará de nuevo hacia ti;
lo que digas, resonará sobre ti; lo que pienses, se reflejará en ti. Todo en el mundo
implica reacción, reflejo y resonancia.
Pero en el dominio espiritual no hay reacción,
ni reflexión, ni resonancia. En este
dominio, sólo hay conocimiento trascendental;
ese es el verdadero conocimiento. Allí no encontrarán
nada separado, ningún objeto que pueda reaccionar, nada
que pueda reflejar o resonar, porque en el dominio espiritual, no habrá nada más. Allí, todo es uno.
Siempre que haya una segunda entidad habrá un deseo de
de poseerla o de escapar de ella; en otras palabras, surgirá
un sentimiento de deseo o un sentimiento de temor. Pero cuando
están inmersos en el conocimiento real, no experimentarán nada más ni a nadie más;
no habrá un segundo. Entonces ni el deseo ni el miedo
pueden surgir. Ese estado puede describirse mejor como
sabiduría, el conocimiento más elevado. En ese exaltado
estado, no veras
ni escucharas nada separado de
de ti mismo. Sólo estarás inmerso en la dicha suprema.
Este es el gozo eterno de lo divino.

Fuente: Extracto de Discursos Divinos de Bhagavan sobre el Bhagavad Gita, Agosto 1984