LA CURA PARA LA IGNORANCIA – por Sri Sathya Sai Baba

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LA CURA PARA LA IGNORANCIA

por Sri Sathya Sai Baba

Krishna, por lo tanto, dio a Arjuna una fuerte inyección de
coraje para salvarle de ahogarse en la tristeza y el abatimiento. Su tratamiento inmediato de primeros auxilios consistió en enseñar a Arjuna a distinguir entre el verdadero Yo
y el yo personal. Le dijo: “Arjuna, mientras
te invadan el miedo y la ansiedad, no
serás capaz de lograr nada. ¡Sé valiente! Sabe que tú eres el Atma, no
este cuerpo; entonces no tendrás miedo. Yo puedo ayudarte
a lograr grandes cosas, pero sólo si basas
tus acciones en el verdadero conocimiento y permaneces sin miedo”. En este punto Krishna estaba sonriendo, pero Arjuna lloraba.
El que siempre está sonriendo es el Señor. El que llora es el hombre. Krishna es el verdadero Yo,
Arjuna es el falso yo. Uno es la encarnación de la sabiduría y el otro está lleno de ignorancia.
Krishna dijo: “Me gustaría explicarte algunas cosas que
son muy importantes. Ahora mismo nos estamos comportando de
maneras diferentes. Yo sonrío y tú lloras. Pero podríamos ser iguales; Yo podría llegar a ser como tú o tú podrías llegar a ser como Yo. Si fuera como tú,
entonces me volvería débil de mente. Pero eso es imposible. La debilidad nunca puede entrar en Mí. En cambio,
por otro lado, si quisieras ser como Yo, para ello
tendrías que seguirme y hacer lo que te digo”. Ante esto Arjuna
respondió: “Swami, haré exactamente lo que digas. Seguiré
todas tus órdenes implícitamente”. Habiendo dado a Arjuna
suficiente aliento y fuerza de propósito,
Krishna le permitió recuperar su firme resolución.

A partir de ese momento, Arjuna se comprometió a luchar, siguiendo
las instrucciones dadas por el Señor.
Krishna comenzó sus enseñanzas de sabiduría con algunas
importantes verdades relacionadas con el cuerpo y la mente. Dijo,
“Arjuna, piensas que estas personas son tus parientes y amigos. Pero, ¿qué se entiende por pariente o amigo?
¿Se refiere al cuerpo o al morador interno?
Los cuerpos son sólo burbujas de agua; van y vienen. Estos
parientes y amigos a los que estás tan apegado ahora,
han existido antes, en cualquier número de nacimientos. Pero
¿eran tus parientes y amigos entonces? No.
Has existido innumerables veces antes, y Yo también. El cuerpo, la mente y el intelecto son como la ropa que te pones; te la cambias de vez en cuando. Son meros instrumentos. ¿Por qué desarrollar una estrecha relación con estas cosas,
encapricharse con ellas y luego tener que sufrir tanta pena y dolor?”

“¡Cumple con tu deber! Todo el honor que te corresponde como
príncipe te será concedido. Pero en el campo de batalla no puede haber lugar para ningún sentimiento de debilidad mental y corazón desfalleciente. Luchar con valentía para
preservar la rectitud y encogerse en la debilidad son completamente incompatibles entre sí.Tener esta timidez en el campo de batalla no es propio de un gran héroe. Tu causa es justa y has venido a luchar.
Por lo tanto, ¡lucha!”. Con palabras como éstas, Krishna
curó a Arjuna de su abatimiento y le ayudó a encontrar
su fuerza y coraje. Cuando Krishna terminó su enseñanza en el campo de batalla, Arjuna recobró sus nobles ideales y afrontó la lucha con renovado valor.

• La guerra entre el egoísmo y el
altruismo

Este campo en particular en el que la guerra estaba a punto de empezar había sido históricamente un lugar santo, donde
sacrificios y otros actos sagrados y auspiciosos fueron
realizados. Al mismo tiempo, también era el lugar donde
la dinastía que engendró los cien hermanos malvados había llevado a cabo sus nefastas actividades. Por lo tanto, este
campo era a la vez sagrado y corrompido por el mal. Este campo
simboliza el cuerpo humano.
Cuando un cuerpo nace es puro y sin mancha; no es víctima de ninguno de los seis enemigos del hombre: deseo, ira, codicia, infatuación, orgullo y celos. Un recién nacido
es alegre por naturaleza. Quienquiera que lo mire, ya sea un ladrón o un rey, el bebé es feliz. Sonríe a cualquiera que se acerque a él, tanto si viene a besarlo o a castigarlo. Como un niño pequeño es puro, su cuerpo puede describirse como el campo
de la rectitud. A medida que el cuerpo crece, va acumulando
malas cualidades, como los celos, el odio, el apego, la
codicia, el egoísmo. A medida que estos malos rasgos se acumulan, el
cuerpo se vuelve impuro. En consecuencia, el cuerpo puede ser
considerado tanto puro como impuro. Lo bueno y lo malo,
ambos encerrados en tu corazón.
Las cualidades impuras están asociadas a la tendencia posesiva. El significado interno de esta batalla
entre las fuerzas del bien y del mal, con los cinco hermanos
Pandavas y Krishna por un lado, y los 100 malvados hermanos Kauravas en el otro bando, es la guerra
que tiene lugar en cada individuo, una guerra
entre el bien y el mal, entre
la rectitud y la inmoralidad, entre
el altruismo y el egoísmo.

Los hermanos Kauravas representan a aquellas personas que
consideran suyas las cosas que no les pertenecen. Representan la naturaleza posesiva. Ellos
consideran el cuerpo como su propio ser. Si observas a la gente de mentalidad Kaurava, es decir, los que tienen
esta actitud posesiva, encontrarás que todos ellos se identifican con el cuerpo y los sentidos. La gran guerra entre los Pandavas y los Kauravas duró sólo dieciocho días, pero la guerra entre las fuerzas
del bien y el mal continúa durante toda tu vida, no tiene fin. Esta batalla se libra en el campo de tu propio cuerpo. De esta manera, Krishna explicó el significado profundo de la guerra a Arjuna.

• Previsión y compasión – Cualidades
de un corazón puro

Tal vez te preguntes por qué se enseñó el Gita a Arjuna.
Entre los Pandavas, algunos de los otros hermanos, como el mayor, Dharmaraja, que era el pilar de la virtud,
podrían considerarse mejor calificados espiritualmente
que Arjuna. ¿Por qué no se le enseñó el sagrado Gita a
Dharmaraja, que era conocido por su extraordinaria
moral? O si fueran a considerar la destreza física, entonces Bhima, que era el más poderoso entre los
hermanos, seguramente habría calificado para las enseñanzas.
Krishna pudo haberle dado el Gita a Bhima, pero no lo hizo. ¿Por qué no? ¿Por qué se lo dio sólo a Arjuna? Ustedes
tienen que entender el significado interno de esto.
Dharmaraja era la encarnación de la rectitud, pero no tenía previsión. No pensaba en las
consecuencias futuras de sus acciones. Sólo después de que los acontecimientos hubieran ocurrido, pensaba en sus consecuencias
y se arrepentía de lo que había hecho. Tenía visión retrospectiva
pero no previsión. Si toman a Bhima, él, por supuesto, tenía
gran fuerza física, pero no tenía mucha
inteligencia. Era capaz de arrancar un árbol, pero carecía de discriminación. Arjuna, por otro lado, tenía visión de futuro. Por ejemplo, Arjuna le dijo a Krishna, “Prefiero estar muerto que luchar contra esta gente. Significará mucho sufrimiento más tarde, incluso si ganamos la guerra”.
En contraste con la angustia de Arjuna por todo el sufrimiento
que traería esta contienda, Dharmaraja estaba muy dispuesto a seguir adelante con la batalla, aunque más tarde
se sintio profundamente deprimido por toda la matanza durante la guerra.
Años antes, Dharmaraja había sido arrastrado
a un juego real de dados, en el que perdió todo, incluyendo su riqueza, su reino, e incluso a su esposa.
Después, se llenó de gran angustia y
remordimiento. Siempre que una persona sin previsión debe tomar una decisión
en medio de circunstancias difíciles, se arrepiente de sus acciones
más tarde. Así era también el rey Dasaratha, padre de Rama, la
Encarnación Divina 5.000 años antes. El rey Dasaratha carecía de
previsión y discriminación.
Al principio de su reinado, Dasaratha tuvo que librar una guerra para defender
y preservar la justicia. En esta guerra se llevó a su joven reina, Kaikeyi, con él. Kaikeyi había sido princesa en un reino guerrero y estaba bien entrenada
en el arte de la guerra. Fue Kaikeyi, de hecho, quien enseñó a Rama el tiro con arco y algunos de los métodos de
la guerra. Cuando Dasaratha luchaba, una de las ruedas de su carro empezó a desprenderse.
Kaikeyi usó su dedo para evitar que la rueda se separara del eje. Al hacerlo, salvó la vida de Dasaratha y la suya propia.
Después de haber logrado la victoria, el rey Dasaratha notó
que su mano sangraba profusamente. Al ver su difícil situación,
estaba tan abrumado por el enamoramiento y tan complacido
con su valor y sacrificio que le dijo: “Kaikeyi, puedes pedir dos bendiciones. Pide lo que quieras que desees, y haré todo lo que esté en mi poder para concedértelas”.
Le otorgó las bendiciones en gratitud por su acto heroico de salvar sus vidas. Pero su enamoramiento de ella
lo cegó por su debilidad mental. No especificó qué tipo de bendiciones debía pedir ni cuándo debían surtir efecto. Concedió ciegamente la promesa
sin pensar en las posibles consecuencias.
Kaikeyi esperó hasta el momento en que Dasaratha decidió
entregar el reino a Rama. En ese momento, pidió que Rama fuera desterrado al bosque, y que su hijo, Bharata, ocupara el trono. Entonces Dasaratha se sintió desesperadamente apenado por haber concedido los pedidos
sin condiciones previas. Pero era demasiado tarde para retractarse de ellos, y el dolor resultante provocó su muerte.
Sabemos que Krishna sentía un gran afecto por Arjuna, pero ¿es esa la razón por la que enseñó el Gita a
Arjuna y no a uno de los otros hermanos? No.
Krishna miró todas las consecuencias, todas las implicaciones, y encontró a Arjuna el único calificado para recibir
el Gita de él. Arjuna previó lo que iba a suceder después de la guerra y por ello declaró que no quería luchar, porque las consecuencias serían
muy malas. No se lamento después, sino antes. Esa actitud de lamentarse
antes de actuar, en lugar de hacerlo después,
sólo se encuentra en un corazón puro. Arjuna ciertamente tenía un corazón tan puro y sagrado y es por eso que
Krishna le tenía tanto afecto.

Fuente: Tomado de los discursos divinos de Bhagavan sobre el Bhagavad Gita, Agosto de 1984