MANIFIESTEN SU DIVINIDAD – por Sri Sathya Sai Baba

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MANIFIESTEN SU DIVINIDAD

por Sri Sathya Sai Baba

El Señor del cosmos satura el universo entero, permaneciendo invisible en el universo visible.
La conciencia cósmica lo ilumina todo como el hilo que corre a través de las gemas de un collar.
Todas las cosas, buenas o malas, ocurren según los dictados del Tiempo.
El Tiempo es la causa de la dicha y el pesar, la ganancia y la pérdida.
Comprendan que el Tiempo es la causa de todos los sucesos del mundo.
No hay nadie que no esté sujeto al dominio del Tiempo (Poema telugu)

¡Encarnaciones del Amor Divino!

El tiempo se mueve rápido como un torbellino. El lapso de vida de cada uno se ve reducido a cada instante, como un bloque de hielo que se derrite. El tiempo pasa incluso antes de que el hombre tome conciencia de sus deberes en la vida.
El deber de cada ser humano es hacerse consciente del propósito de la vida y utilizar su tiempo en el cumplimiento de sus deberes para santificar su existencia.

El hombre de hoy, aun cuando afirma que lo sabe todo y se dedica a explorar el espacio, es incapaz de experimentar bienaventuranza.
Si uno adquiere la habilidad de caminar sobre la Luna, pero no puede comprender su propia naturaleza, desconoce su conciencia integral. Esta no está relacionada con el conocimiento del mundo externo.
Puede ser experimentada solamente dirigiendo la visión hacia dentro; unicamente esa visión integral puede otorgar bienaventuranza.

• La causa principal de la esclavitud

La gente habla acerca de la esclavitud. ¿Qué es lo que ata al hombre? ¿Son la esposa y los hijos las ataduras?
No. ¿Es la propiedad? No. ¿Son los placeres sensuales?
No. La causa principal de la esclavitud es no conocerse a sí mismo. Un individuo que no es consciente de su verdadero ser, no puede escapar del pesar. Este lo envuelve de tres modos y lo hace sufrir de muchas formas. Una fuente de pesar es Asat (lo irreal). La segunda causa es Tamas (la oscuridad de la ignorancia). La tercera es la muerte.

En este contexto, el Vedanta menciona tres categorías: Prakriti (la naturaleza), Jivatma (el alma individual) y Paramatma (el Espíritu Cosmico)

• Abandonen la fascinación por el mundo

¿A qué debe renunciar el hombre? ¿Qué es lo que debe saber?
¿Cuál es su meta? Lo que debe abandonarse es Jagatbhavam (la fascinación por el mundo). La razón es que el mundo no es diferente de Dios. “Ishavasyam idham jagat” (Dios mora en el Universo). “Vishvam Vishnusvarupam” (El cosmos entero es la encarnación del Supremo). Al pasar por alto esta profunda y sagrada verdad, el hombre se convierte en víctima del pesar a causa de sus apegos mundanos. El mundo no debería verse como meramente físico, sino que se lo debe considerar una manifestación Divina. Cuando el hombre esté lleno de pensamientos sagrados se liberará del pesar. Lo que debe dejarse de lado es lo mundano. Solo entonces puede obtenerse Atmananda (la bienaventuranza del Espíritu).

En segundo lugar, debe abandonarse Jiva-Bhava (el sentimiento de individualidad separada).
El Jivatma (ser individual) y el Principio Divino no son dos entidades diferentes y separadas. Por su ignorancia, el hombre olvida la realidad básica y abriga ilusiones que le causan pesar. Es como alguien al que lo invade el temor cuando confunde una soga con una serpiente. Cuando se conoce la verdad, el temor desaparece.
Del mismo modo, el hombre, al mirar el mundo, lo considera una entidad fenoménica separada: Jiva Tattva. Pero, en realidad, es Divina. Cuando se entiende la naturaleza divina del cosmos, el hombre se libera de la ilusión de la separación.

• La meta del hombre es la realización de su divinidad

¿Cuál es el destino que el hombre debe alcanzar? Es Svastanam (el hogar original del que provino). ¿Cuál es este hogar original? Es la conciencia del propio Ser verdadero. Se le ha otorgado el cuerpo para la realización de esta verdad. ¿Dónde puede uno buscar su propio ser? ¿Puede hallarlo fuera de sí mismo? No.
La búsqueda de Dios en lo externo es inútil.

Por lo tanto, el destino del hombre es la realización de su Divinidad (la fuente original). Esta realización debe llegar a través del proceso vedántico de exclusión (Neti, Neti; ‘esto no, esto no’). “Yo no soy el cuerpo. No soy el intelecto. No soy la voluntad. No soy el Antahkarana”. Todos estos son solo instrumentos. El hombre debería comprender esto: “Soy el Amo de todos ellos”. Cuando mediante este proceso de eliminación toma conciencia de su verdadero Ser, se libera del pesar.

• El regalo más precioso y sagrado de Dios es el budhi (la inteligencia).

Hoy el hombre está usando la inteligencia –que debería emplearse para realizar el Atma – para buscar Annam (comida).
Desafortunadamente procura conocerlo todo menos su propia naturaleza verdadera. Pregunta a todos: “¿Quién eres tú?”, pero no se hace la pregunta “¿Quién soy yo?”. Tal actitud surge de la ignorancia.

Sin la conciencia de su verdadero ser, el hombre jamás podra alcanzar la bienaventuranza.
Dios encarna en la tierra para revelar a la humanidad su esencia divina. El hombre ha sido dotado de inteligencia de modo que pueda usarla para descubrir lo Divino dentro de sí.
El sentimiento de separación es una creación de la mente.
Cuando desaparezca este sentimiento, nacido de la ignorancia, la Divinidad en el hombre brillará.

• El ser humano es inherentemente Divino.

¡Encarnaciones del Amor Divino!

El hombre, que es la encarnación del Espíritu inmortal, se identifica a sí mismo con su cuerpo y sucumbe a los deseos mundanos. ¿Cómo puede esa persona ser un verdadero devoto de Dios, aunque se llame a sí mismo un bhakta? Es solo un devoto de Prakriti (el mundo fenoménico de la Naturaleza).
Mientras exista este sentimiento de separación, todas las formas de japa y adoración –llevadas a cabo incluso a lo largo de muchas vidas– serán inútiles.

Cuando el hombre realiza su verdadera naturaleza se vuelve uno con Dios. Esto está descripto en el Vedanta como Turiya-avasta, el cuarto estado de conciencia en el cual el espíritu individual se fusiona con lo Universal. Es un estado trascendental que está más allá del cuerpo y la mente, más allá de los estados de vigilia, sueño y sueño profundo.

• La forma cósmica de la Divinidad

Manifestar la propia divinidad interna no significa producir algo nuevo. La Divinidad es inherente al hombre. Es llamada Svabhava (la naturaleza verdadera de uno), la naturaleza Átmica.
El Atma es lo que confiere todos los poderes. Aquellos que se lamentan de su debilidad no son conscientes de su potencial inherente y no le están dando un uso correcto. El primer sentimiento del que uno tiene que librarse es la identificación de la forma física con su ser real. Quienes preguntan “¿Dónde está Dios?” no comprenden que todo lo que ven en el cosmos es una manifestación de lo Divino. Es por eso que las escrituras declaran: Pashyannapi cha na pashyati mudho (“Aun cuando ve, el necio no ve”). El hombre está viendo todo el tiempo el universo a su alrededor y aun así afirma que no ha visto a Dios. Lo que se necesita es comprensión a través del corazón.

• El cuerpo es un instrumento para la realización del Dharma

Tomen conciencia de que el cuerpo les ha sido dado para prestar servicio a otros. ¿Cómo ha de prestarse este servicio? A través de medios rectos y puros. El cuerpo es un instrumento para la realización del Dharma. El ejemplo de los Pandavas en el Mahabharata transmite alegóricamente esta verdad.
Esto se aplica a todos los seres humanos. El hombre puede realizar el Atma solo cuando se adhiere a la verdad y la rectitud.
• La adoración de la Divinidad debe surgir del corazón.
Cuando la devoción fluye del corazón, la voz de Dios puede ser reconocida en el silencio. Esta fue la experiencia de Ramakrishna Paramahamsa. Él guardaba un silencio total esperando oir la voz de Dios. Los devotos deben practicar el silencio.

La Divinidad puede ser experimentada solo a través de la entrega total. Es una experiencia que pueden tener en cada momento de sus vidas.

Fuente: Extracto del Discurso Divino del 1/1/1992.