EL SEVA QUE SANTIFICA – por Sri Sathya Sai Baba 21/11/1990

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EL SEVA QUE SANTIFICA
 
por Sri Sathya Sai Baba
 
21/11/1990
 
¡Encarnaciones del Amor Divino!
 
El Karma (las propias acciones) es responsable del nacimiento.
 
Cada hombre es un hijo del Karma. Por haber nacido debido al Karma, el Dharma (la Rectitud) se vuelve uno de los principales objetivos de la vida humana. El Dharma gobierna en la vida todas las acciones mundanas y ultramundanas. Se piensa que las personas deben regular sus vidas sobre la base de las reglas del Dharma perteneciente a la propia casta, vocación o Asrama (etapa de la vida). Esto es considerado Dharma. Sin embargo, ése no es el significado correcto del término.
 
Dharma, en su sentido elevado, es aquello que se aplica a todas las personas, en todos los países y en todos los tiempos.
 
# El Dharma eterno
 
El Dharma es aquello que sostiene a la humanidad. La verdadera condición humana consiste en observar unidad de pensamiento, palabra y acción. Todas las acciones realizadas con esta triple unidad son dhármicas (acciones correctas). Tales acciones serán no violentas. Las palabras pronunciadas con esta triple pureza serán verdad.
 
Concebido de este modo, el Dharma trasciende las barreras de espacio, tiempo y circunstancia. Por eso se lo llama Sanathana Dharma, la verdad eterna.
 
En el mundo hay diversas reglas de conducta relacionadas con las condiciones que gobiernan el tiempo y el espacio. Tales reglas están expuestas al cambio, de tiempo en tiempo y de país en país, según las situaciones cambiantes. Sin embargo, si el Sanathana Dharma es alterado, la humanidad dejará de ser humana. Así como el carbón encendido se vuelve mero carbón si pierde calor, y un terrón de azúcar se vuelve un trozo de arcilla si pierde su dulzura, el hombre sólo sigue siendo verdaderamente humano mientras se adhiera al Dharma eterno (representado por la pureza de pensamiento, palabra y acción – Trikarana Suddhi). Sin esta cualidad básica, el hombre es sólo humano en la forma y no en su verdadera naturaleza.
 
La vida humana es una joya preciosa que está siendo trocada por el fútil oropel de los placeres sensuales, y esto ocurre debido a la contaminación de la mente. La mente es propensa a males que provienen de cuatro fuentes. Una es bhrama (la ilusión o engaño) que hace que la mente vea objetos en forma diferente de lo que realmente son. Debido a esto, el hombre olvida su divinidad inherente y queda inmerso en lo transitorio y temporal. Pasando por alto el Espíritu Morador interno, él se apega al cuerpo perecedero. Esta ilusión resulta en el estado llamado Pramadam (condición peligrosa o crítica). La personalidad entera es afectada por la ilusión. El resultado es la etapa siguiente, llamada Karanapatanam, el debilitamiento de los órganos sensoriales.
 
La mente en sí misma no tiene poder de percepción. Tiene que percibirlo todo a través de los indriyas (órganos sensoriales), tales como los ojos, los oídos, etcétera. La mente actúa por las impresiones recibidas a través de los órganos sensoriales.
 
Cuando los sentidos se debilitan y las impresiones recibidas a través de ellos son engañosas y no confiables, la mente también se ve afectada. Se desvía debido a la asociación con las impresiones equivocadas. Por eso, en el campo espiritual se enfatiza la asociación con personas buenas.
 
La envidia es el peor pecado. Es una cualidad maligna. El hombre envidioso no soporta que otros sean prósperos o felices. Él tiene un espíritu mordaz. Siempre desea el mal de los otros. La envidia convierte a un hombre en un verdadero monstruo. Es un gran pecado.
 
Debido a que la mente tiene predisposición a esta clase de males, el Vedanta recomienda disciplinas especiales para que la mente se libre de las influencias contaminantes y las malas tendencias. ¿Cómo ha de purificarse la mente? Mediante el servicio a la sociedad hecho con dedicación e identificándose con todos. Tienen que cultivar este sentimiento de Ekatmabhava (unidad con todos). Al dedicarse al servicio, ustedes desarrollan el sentido de unidad.
 
En este contexto, se ha de reconocer la importancia suprema del amor. El amor es su naturaleza verdadera. Sin embargo, el hombre moderno, en su preocupación por los fenómenos externos del mundo, no logra descubrir su propia naturaleza real. ¿De qué sirve todo el conocimiento sobre el mundo físico si un hombre no sabe quién es realmente? El amor es la base para este autodescubrimiento. El amor es el medio y el amor es la prueba.
 
# El Budhi es superior a medhas
 
La autoindagación requiere de sraddha (firmeza) y de la comprensión de Rita (el principio del orden cósmico que gobierna el universo). Rita trasciende las categorías del tiempo y el espacio.
 
Es la verdad eterna representada por Trikarana Suddhi (la unidad de pensamiento, palabra y acción). El Budhi (la inteligencia) es el instrumento para indagar en lo Real. El Budhi es superior al talento intelectual. Los antiguos sabios le asignaron al Budhi un lugar más elevado porque confiere el poder de discernir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo permanente y lo transitorio.
 
El hombre moderno le asigna mayor valor a la capacidad intelectual.
 
La falsedad de este punto de vista fue demostrada hace siglos en un debate entre Adi Sankara y Mandana Misra.
 
En ese debate, Sankara probó en forma concluyente que el Budhi (el poder de discernimiento) era superior a medhas (la capacidad intelectual).
 
Son pocos los que están calificados para enunciar la distinción entre Espíritu y materia y para determinar la naturaleza de la Divinidad y la verdad acerca del mundo fenoménico. La razón es que todas las personas en el mundo padecen ilusiones de diferentes clases. En consecuencia, sobrellevan diversos temores y alucinaciones y no tienen paz mental. El único modo de librarse de estas ilusiones y estos temores es practicar el amor y realizar la divinidad presente en todos los seres. Una vez que esta unidad espiritual de todos los seres sea reconocida, la importancia de tal verdad para cada esfera de la vida –la física, la social, la política, la económica, la ética y la espiritual– se volverá clara.
 
Los científicos, en su exploración de la naturaleza de la materia, han descubierto la existencia de diversas partículas subatómicas como los electrones, los protones y los neutrones. La energía divina presente en todas estas partículas es la misma.
 
Una vez que la energía divina sea comprendida, no habrá necesidad de realizar otras exploraciones. Si, por ejemplo, ustedes comprendieron que el azúcar es el componente básico de diferentes clases de dulces, no necesitan examinar cada uno de ellos.
 
# Ayudar a los necesitados es la virtud más elevada
 
La multiplicidad es una característica de Prakriti (la Naturaleza).
 
El Cosmos es una proyección de la Divinidad. Recibe el nombre de Jagat: aquello en donde las cosas surgen y desaparecen, vienen y van. Nada parece ser permanente. Sin embargo, la persona espiritualmente realizada reconocerá lo permanente que subsume a la entidad cambiante.Tal realización sólo puede darse cuando una persona es pura en pensamiento, palabra y acción. La pureza debe expresarse en la forma del servicio amoroso. La ayuda a los necesitados ha sido descripta como punya (la virtud más elevada). El causar daño a otros es condenado como un pecado. Los devotos Sai deben dedicarse a realizar actos de servicio, los que santificarán sus vidas.
 
El hombre ejemplar es aquel que no causa dolor a otros, que no siente dolor él mismo y que lleva una vida de servicio a los demás.
 
Esperando que, con el nombre de Dios en los labios y las manos entregadas al servicio, ustedes dediquen sus vidas a ayudar a otros y a realizar la bienaventuranza del Espíritu, ¡Yo derramo Mis bendiciones sobre todos!
 
– Extracto del Discurso Divino durante la Quinta Conferencia Mundial de las Organizaciones de Servicio Sri Sathya Sai, el 21 de noviembre de 1990 en el Estadio Hill View.
 
Fuente: Mensajes de Sathya Sai, Tomo 23 cap. 32