MI JORNADA INTERIOR “Da un paso hacia Mí y Yo daré 100 hacia ti” – por Arvind Chugh

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MI JORNADA INTERIOR

“Da un paso hacia Mí y Yo
daré 100 hacia ti”

por Arvind Chugh

El Sr. Arvind Chugh comenzó su carrera
como corredor de materias primas y acciones;
luego pasó a gestionar carteras en calidad de asesor de negociación de materias primas.
Se retiró de su carrera como agente inmobiliario.
En la actualidad es Director Gerente de la
Fundación Voluntad Divina, Canadá.

He estado descubriendo gradualmente, por experiencia,
la verdad detrás del capítulo 18, Sloka 37 del
Bhagavad Gita:
यत्तदग्रे विषमिव परिणामे

मृतोपमम् |
तत्सुखं सात्त्विकं प्रोक्तमात्मबुद्धिप्रसादजम् |||
yat tad agre viṣham iva pariṇāme amṛitopamam |
tat sukhaṁ sāttvikaṁ proktam
ātmabuddhiprasādajam ||

Aquello que parece veneno al principio, pero sabe
como néctar al final, se dice que es la felicidad en la forma de bondad. Es generada por el intelecto puro que tiene su sede en el autoconocimiento.

Esto tiene aplicaciones universales espirituales y
en la vida mundana diaria. Veo esto como la gracia de Dios,
ayudándome en mi camino hacia el destino final.
Con inmensa gratitud, me inclino ante mi
Señor y Maestro Bhagavan Sri Sathya Sai Baba y Sadguru Sri Madhusudan Sai
por darme la oportunidad de servirle en
Su misión de elevar a la humanidad.

En 1978, mi jefe comentó alegremente al contratarme en el mundo de las materias primas y las acciones,
“Eres un capitalista reaccionario”. Llevé esa insignia
con orgullo durante años. Sin embargo, la vida tenía otros planes
para mí. El mundo de las materias primas me introdujo
al mundo de los ciclos, que poco a poco me llevó al
Bhagavad Gita. Había subido como un cohete y bajé como una estrella fugaz.

A mediados de los 80, estaba muy centrado en mi
gestión de cartera de comercio de materias primas y en mis hijos. Después de 8 años de
matrimonio, mi esposa musulmana con mucho tiempo como
ama de casa, redescubrió su religión
con el aliento de su hermana y de un fanático líder de la comunidad musulmana local. Me tildó de kafir y exigió el divorcio cuando me vio leyendo el Ramayana. Quería que me fuera de casa antes del 1 de enero de 1987. Sentía que estaba
viviendo en pecado. Cerré mi compañía. Habiendo sido
criado con los valores conservadores indios del matrimonio, no sabía adónde ir ni qué hacer y me sentía perdido. Ella me sugirió que fuera a la India, ya que
lo deseaba desde hacía mucho tiempo. Me pareció bien.
No se me pasó por la cabeza ni un solo pensamiento negativo
ante su sugerencia. En retrospectiva, estos dolorosos acontecimientos fueron el comienzo de una
vida que trajo un enorme crecimiento espiritual. Sin saberlo, fue una bendición disfrazada.

Oí hablar de Swami por primera vez en 1974, cuando Sus
milagros en casa de mi maasi (tía materna) en Nueva Escocia. Todo lo que oía sobre Swami me tocaba una fibra sensible, pero aun no estaba preparado.Él, como otros “dioses”, quedó relegado
a mi “sala de puja interior”. Todo eso cambió en enero de 1987, cuando lo vi por primera vez en Whitefield.
Desde entonces, mi amor y reverencia por Él crecieron como el sol naciente. Como todos los demás devotos,
suspiraba por la codiciada entrevista y me disputaba
la primera fila durante los darshans.Ya conocen el procedimiento. Hice muchos viajes a Parthi, permaneciendo allí
durante meses a la vez y el mundo de los negocios se convirtió en un recuerdo. Entonces, fue “volver, ganar
dinero y regresar a Parthi”.

En 1987, también conocí a mi gurú. El viejo
Shankaracharya Chandrashekarji me dirigio
a él, su antiguo discipulo. La gente me decía lo afortunado que era, ya que era la primera vez en décadas, que había hecho eso. Sólo que yo no lo sabía. No me di cuenta de cómo
la sadhana prescripta por mi gurú y
la gracia de Swami habían empezado a llenarme de ‘sahanashakti’ (energia divina). A finales de 1988, me encontré con mi ex esposa durante el almuerzo. Se sorprendió al verme
radiante. Comentó: “Con lo que has
perdido esperaba ver a un hombre roto. Pero parece que acabas de volver de
vacaciones”. Después de unos meses de intensa sadhana, sentí la atracción de viajar a Bharat
de nuevo.Y volví a los divinos Pies de Swami. Para entonces, una gran transformación estaba en curso. El “capitalista reaccionario” en mi ya no existía más. El corazón competitivo se estaba fundiendo
en uno más atento y compasivo. Aún me disputaba la primera fila,
pero ahora buscaba con frecuencia a un
aldeano pobre y frágil y le cedía mi puesto, porque sabía que de otro modo no tendría
oportunidad. La gracia de Swami también creció abiertamente
como la luna creciente y se manifestó de
muchas maneras en mi vida. El espacio
no me permite contarles viejas y nuevas historias.

Cuando Swami dejó su cuerpo mortal en
2011, sentí fuertemente en mi corazón que Él no se había ido.
Mi creencia inquebrantable era que
todavía estaba aquí, y por lo tanto no podía llorar.
En diciembre de 2015, asistí a un darshan
en Muddenahalli. Reconocí “a Swami en su
comunicador Madhusudan en el momento en que lo vi. Él me bendijo con el permiso
para hacer padnamaskar en mi primer
darshan. Mi fe había sido validada.
Antes de regresar a Canadá, comenté
a un alto funcionario del ashram, para su incredulidad,
que Swami entraba y salía de Madhusudan. Al año siguiente, Swami
respondió mis plegarias de décadas y
tuve la bendición de poder servir en Su misión.

Desde entonces, la presencia de Swami en mi vida ha sido prácticamente constante.
En un discurso en Parthi, Swami había dicho: “Da un paso hacia Mí y Yo daré cien hacia ti”.
Puedo dar fe de la validez de esa
afirmación, ya que lo he experimentado. Pero, ¿qué significa dar el primer paso?
En el curso de mi trabajo en la dirección de
Divine Will Foundation (Canadá), que
fue iniciada con la bendición de Swami, me encontré con los retos habituales. Swami
siempre ha estado ahí para guiarme, mostrándome
de primera mano que Él ama a todos por igual y siempre apoya el dharma independientemente
de la posición. Aunque en teoría
uno esperaría eso de Swami, verlo
es una revelación. Nuestras mentes están
tan condicionadas por las normas mundanas. Y así, la reverencia por el Adhidharmapathi,
el Señor del Universo, crece aún más
intensa, justo cuando uno piensa que no era posible. Me he dado cuenta por experiencia que no hay límites para Su “justo amor compasivo”.

Durante el COVID-19, Swami nos enseñó muchas
maravillosas escrituras a través de Domina la Mente, el Kathopanishad y la serie de discursos del Bhagavad Gita.
Estos discursos han abierto
una nueva dimensión de crecimiento espiritual,
junto con el flujo diario de información espiritual en los grupos Sai de WhatsApp.
Había muchas cosas que sabía de antes
pero la sucinta claridad con la que nuestro divino Sadguru expone es impresionante. Sé por experiencia, mediante la sadhana, que el conocimiento viene desde dentro.
Sin embargo, la guía de un Gurú resulta esencial porque el conocimiento que uno necesita para el crecimiento inmediato puede no estar disponible en cualquier momento. En retrospectiva, conceptos
como “adhyātmika, adhibhautika, adhidaivika”, adquirieron un nuevo significado para mí, con una comprensión más diafana de ellos en las diversas charlas. Cada vez más encuentro que las enseñanzas de Swami se están integrando en mis patrones de pensamiento en los asuntos cotidianos. Ahora, el
Gita Capitulo 2-46 es claro para mí. Una cosa es leerlo. Otra es experimentarlo. Todavía no he llegado a ese punto,
pero la niebla se está disipando.

Mirando mi transformación interior con la
influencia de Swami en estos últimos 39 años, me hace apreciar aún más cuán bendecidos estan Sus estudiantes en Muddenahalli, al recibir
conocimiento espiritual en bandeja. Creo
que para muchos de los estudiantes del ‘viejo Parthi’, fue sólo su buen prarabdha (destino de esta vida). Sin embargo, los nuevos
estudiantes son a los que Él se refería cuando dijo en Prashanti, y que ha reiterado en la forma de Madhusudan Sai, que “Mis estudiantes
cambiarán el mundo”. Ahora, más que nunca,
yo “sé” que estamos actualmente en una transición hacia la Era Dorada de la que Swami habló tanto. Para mí, actualmente no hay diferencia
entre Sathya Sai y Madhusudan Sai. Ambas formas son ‘facetas del mismo diamante’. Mirando el caos actual a nivel mundial, especialmente con la ideología WOKE, me río entre dientes y me pregunto, ¿Cómo describirá
Kak Bashundji este reciente Kali Yuga a
Garuda en el próximo Ramayan?

Hay lugares dentro de la casa donde
la señal del móvil es fuerte y se puede
oír o hablar con claridad. Los templos son como torres de telefonía móvil con una señal donde es más fácil hablar con Dios y oírle hablarnos.
Al igual que una semilla tiene el potencial de convertirse en
un enorme árbol, el lugar donde está situado un templo tiene un gran potencial y poder. Son los devotos los que
multiplican este poder. La luz del sol está en todas partes. Dirijanla
a través de una lente y se volverá
tan concentrada que incluso puede quemar una pieza de papel.
Cuando Dios es omnipresente, ¿por qué ir al templo?
¿Por qué no rezar en casa? Esto no es posible cuando los rayos de
luz del sol se dispersan. Del mismo modo, Dios está en todas partes, pero Él es atraído más fácilmente
cuando las mentes de los devotos, que son como la
lente, están enfocadas y concentradas en Él. Esta devoción enfocada de los creyentes transforma el
templo en un lugar poderoso. Esto se llama sthala mahima – el poder del lugar. Debido a los devotos
que vienen y piensan en Dios constantemente, el lugar
o templo desarrolla una especie de poder espiritual.
De ahí que debamos visitar los templos.

Fuente: De Vasudhaiva Kutumbakam Número 32, Noviembre 2023 (Boletín Mensual Global)